Emergencia campesina

Domingo 13 de agosto de 2017
Las políticas públicas y programas para mejorar el nivel de vida de los agricultores que el Estado y el Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert) lanzaron hace tiempo atrás, no fueron suficientes para disminuir las tensiones sociales por la escasez de tierras en Paraguay.
La situación se ve agravada por la crisis económica y comercial que atraviesa actualmente el país. Varios agricultores “no tienen mercado” para vender sus productos. La causa se debe a un cambio brusco de modelo: comenzó a abrirse la frontera a la producción de soja y se dejó de lado a los pequeños la campesinos.
El sector sojero tiene una gran ganancia y prácticamente sin aportar tributos. Si se gravase a este sector, posiblemente, se podría condonar la deuda campesina y proyectar mejores y mayores sistemas para la tan necesaria reforma agraria, acabando poco a poco con las enormes desigualdades reinantes en el campo y por ende en la ciudad, según los expertos. La instalación del monocultivo además desplaza sistemáticamente al campesinado hacia la capital, lo que genera cinturones de pobreza, y destruye paulatinamente la biodiversidad y el medio ambiente a través de la deforestación sin límites.
Debido a la situación de baja demanda en el mercado, los campesinos no tienen ingresos para poder abonar las deudas adquiridas por parte de los programas mencionados anteriormente. El monto que los labriegos quieren que se condone es de más de un millón de pesos argentinos que equivalen a 362 millones de guaraníes.
En ese sentido, los trabajadores de la tierra, tomaron la decisión de recurrir al gobierno de Horacio Cartes (representante del Partido Colorado) y a los poderes correspondientes, pedir la condonación de sus cuentas y también la declaración de una ley de emergencia nacional para la re-activación productiva de la agricultura familiar campesina.
Hace un mes miles de campesinos llegaron hasta Asunción y acamparon en las plazas frente al Congreso Nacional. Desde ahí realizan constantes movilizaciones y solicitan que las autoridades escuchen sus reclamos y puedan disponer de mecanismos que les permitan salir de la crisis económica en que se encuentran, donde el telón de fondo es que la pequeña agricultura campesina corre serio riesgo de seguir disminuyendo o en el peor de los casos extinguirse.
Valiéndose del espacio público para hacerse visibles, los manifestantes consiguieron que las autoridades les dieran respuestas: en primera instancia, por la Cámara de Diputados y luego por la Cámara de Senadores, el proyecto de ley fue aprobado.
Sin embargo, la decisión final estaba en manos del Gobierno, el cual finalmente vetó la ley que pretendía subsidiar las deudas de los labriegos argumentando que se “condenaría el futuro económico” del Paraguay. A cambio presentaron una nueva propuesta de solución, no obstante, Luis Aguayo, dirigente campesino, adelantó su rechazo a la iniciativa. Señaló que esto sólo es un “elemento distractor”.
Por ello mañana, el Senado de la Nación decidió analizar el referido veto presidencial en el marco de una sesión extraordinaria.
La insistencia por la aprobación de la ley se debe a la gran contemplación que tiene, ya que no sólo abarca el subsidio de deudas públicas y privadas, sino que también un capital para inversiones agropecuarias para el uso en la chacra y compra de animales. Por otro lado también esperan que senadores y senadoras apuesten a una herramienta para socorrer ésta grave situación campesina.
Frente a las negativas gubernamentales, durante el corriente mes, los campesinos no bajaron los brazos y nuevamente salieron a la calle a manifestarse.
Sin embargo un fuerte contingente policial los rodeó. Desde la institución anunciaron que harán cumplir la Ley del Marchódromo y solo permitirán manifestaciones desde las 19 horas.

Polémica
El presidente Cartes se vale de esa legislación para desalentar las manifestaciones de los trabajadores rurales.
“Sepan que estamos con toda la fuerza y determinación, no van a hacer paseítos por la ciudad que van a amedrentar los deseos y la determinación de este Gobierno”, comenzó diciendo Cartes, dejando en claro de dónde vino la orden para la Policía, que hizo cumplir la “Ley del Marchódromo” y evitó que campesinos recorran el microcentro de Asunción, capital Paraguaya.
El dirigente por el Partido Colorado, aseguró que la dificultad siempre fue que el dinero “salía para los pobres y el pequeño productor”, pero que nunca llegaba a los más necesitados. “Quedaba para los que vienen a protestar y molestar en el microcentro”, sentenció.
La nombrada ley “Marchódromo” 1.066/1997 reglamenta el Artículo 32 de la Constitución Nacional Paraguaya que se refiere a la libertad de reunión y manifestación.
La ley establece normas que se deben respetar para hacer manifestaciones en el país, entre otras cosas establece horarios y lugares donde sí se puede protestar y otros donde no, como también la obligatoriedad de comunicar a la policía sus realizaciones.
Prohíbe el cierre de puentes, vías férreas y rutas y establece los lugares posibles donde manifestarse en el microcentro de Asunción y resalta la prohibición de manifestaciones frente al Palacio de Gobierno y los cuarteles policiales como militares.
Al respecto, el mandatario sostiene que los campesinos acampados en Asunción “no son precisamente agricultores”.
“La referida legislación nacional atenta sobre el derecho humano de la libertad que tenemos los ciudadanos. Y también está claro que se utiliza como una herramienta para silenciar las movilizaciones campesinas y de cooperativistas”, según las palabras del letrado especializado en Derechos Humanos, Juan Martens.
Pese a eso y gracias a las masivas manifestaciones, la respuesta del Estado primero osciló entre la criminalización y la indiferencia, para pasar a la preocupación, por la permanencia y cantidad de manifestantes y sectores diversos que fueron sumándose.
Un aspecto a recalcar es que el gobierno paraguayo privilegia el subsidio a las empresas privadas, de transporte, de producción de soja y diferentes sectores del país dejando al sector campesino, no solo con respuestas negativas, sino que también condicionan el mercado y las posibilidades de venta de los pequeños productores, según los especialistas ya referidos.


Obispos piden solución a la problemática Los obispos del Paraguay tomaron postura sobre la problemática labriega. Después de una reunión con dirigentes campesinos abogaron por una solución rápida con beneficios de tierra, trabajo y mejores condiciones para una vida plena de este sector tan vulnerable de la sociedad.
Para los religiosos la solución a la emergencia campesina es urgente, así como enfrentar con coraje las causas de la inequidad estructural que vuelve frágil e indigna la convivencia social entre todos los paraguayos.
“El bien común de la tierra, el derecho a la propiedad, al trabajo y al sustento digno, el cuidado de un desarrollo sustentable y sostenible del mayor bien que poseemos, que son nuestros campos y nuestra gente”, expresaron.
Para los curas, los campesinos merecen y requieren atención prioritaria y planificada de los poderes públicos, con la solidaridad y participación activa de todos los sectores de la sociedad paraguaya, ya que tiene que ver con la dignidad y el cuidado de la cosa común.


136.000 Menores en la pobreza extrema.
De acuerdo a datos provenientes de la Universidad Católica de Asunción. 30% De las tierras cultivables.
Ese porcentaje de parcelas están a nombre de extranjeros según un informe de la FAO. 28,86% De suba de la pobreza durante el actual gobierno.
Según los números de la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (Dgeec).


Los campesinos desfilarán este martes Los campesinos apostados en la capital paraguaya, velando por le rechazo al veto presidencial, señalaron en una nota, dirigida a Horacio Cartes, que realizarán su “Desfile Nacional de Patriotas” este martes.
El aviso es de la Coordinadora Nacional Intersectorial y manifestó que el martes llevarán a cabo la iniciativa con gente del campo y de la ciudad. “Nuestra articulación de organizaciones sociales está movilizado hace más de 30 días exigiendo nuestros justos derechos. Como trabajadores del campo y paraguayos patriotas, rendimos homenaje a la capital de la República del Paraguay y a nuestra sacrificada lucha en defensa de la vida, el territorio y la soberanía alimentaria con la realización de este desfile”, expresa el documento.


Las raíces de un sector vulnerado históricamente La sociedad paraguaya se formó sobre la base cultural de los guaraníes, la cual padeció no sólo la indiferencia sino el abierto rechazo en incontables ámbitos.
Desde la llegada de los europeos se impuso un modelo cultural diferente. Fue así que la cultura guaraní padeció graves sometimientos de adaptación hacia la “civilización”, donde la diversidad cultural que caracteriza los procesos sociales fue completamente ignorada.
Así fue que a lo largo de los años, las fuerzas de la modernidad con sus nuevos sistemas económicos arrasaron con gran parte de los cimientos culturales y parte de las costumbres de dicha comunidad latinoamericana, al decir de los investigadores en Historia.
Bajo ese panorama, hace poco más de un siglo, el Estado figura como actor principal y responsable dentro de los ámbitos social y económico, ocurridos en la República, ya que es la institución encargada de garantizar el bienestar de toda la comunidad paraguaya.
Precisamente en ese marco de despojos, el grupo social que siempre fue silenciado y que sufrió más arrebatos fue el campesinado.
Muchas investigaciones y estudios realizados sobre la vida de los campesinos sacan a la luz las aristas de una realidad que intenta ser oculta.
Información registrada en portales y artículos posicionan al país entre los territorios con mayor índice de pobreza en la región, donde la calidad de vida y la seguridad en la zona rural son desfavorables en comparación con los que viven en la ciudad.
Para los autóctonos, que siempre mostraron resistencia ante la teología europea impuesta, lo natural, ya sea selva o campo, no constituye solo un espacio físico sino que para ellos significa una propiedad comunitaria. “La tierra sin mal” proporciona vida, alimentos, refugios y conocimientos. Sin embargo, para algunos dirigentes, las tierras solamente son sinónimo de explotación para generar ganancias.
El Paraguay es un país de agricultores y en esa medida sus problemas son agrarios. Sin embargo, al correr de los años, los problemas aumentaron y se tornaron más graves: afectaron la economía de los campesinos, más precisamente la de los campesinos sin tierra. Actualmente esa problemática se declara en emergencia y precisa de una urgente solución.
Hace décadas va en aumento el número de personas sin tierra propia que deambulan por todo el país sin trabajo, sin destino y sin techo. La situación nunca logró estabilizarse, hoy en día los “parches” están saltando.
La problemática campesina, requiere una política integral que promueva la producción cualificada, los estándares internacionales, la asistencia técnica y el aporte de otros productos financieros como los seguros agrícolas, que hoy no existen aún cuando su agricultura es muy vulnerable al clima de la región.
También carecen de políticas que garanticen mecanismos de comercialización y mecanismos de compras públicas. La situación campesina es un problema a nivel social.