En Garupá alertan la presencia de pirañas en el nuevo balneario

Martes 26 de marzo de 2013
Desde hace un mes aproximadamente, en la nueva figura costera del municipio de Garupá, varias personas resultaron con lastimaduras de distinta gravedad al entrar por minutos a la costa de la desembocadura del gran arroyo, que por el embalse a cota 83 del río Paraná da forma al nuevo balneario y a la flamante costanera aún no descubierta por muchos.
De acuerdo al relato de los pescadores, esas lastimaduras en los pies y en las piernas obedecen al ataque de pirañas, que en cardúmenes estarían habitando en las tranquilas aguas del arroyo Garupá, pobladas de camalotes, escenario ideal para esta especie que hace exactamente cuatro años atrás fue motivo de preocupación entre los pescadores de Posadas, en la zonas que ahora ya no existen más tras la elevación a cota definitiva del embalse de la represa hidroeléctrica Yacyretá.
“Fueron unas nueve personas que fueron atacadas”, dijo sin vueltas uno de los pescadores que ayer se apostaron nuevamente a metros del nuevo balneario de Garupá, entre las piedras de defensa costera y la traza de la costanera que se inicia al final de la avenida Las Américas.
“Fueron chicos y grandes, a todos les pasó”, dijeron.
Para los funcionarios del municipio de Garupá, los casos aún no están claros. “No podemos asegurar que hayan sido pirañas, pudieron haber sido también tarariras o incluso heridas causadas por las conchillas, ésas que están entre la arena y la tierra”, explicó a El Territorio el secretario de Gobierno, José Luis Peralta.
“Sí, sabemos que fueron lastimaduras, mordeduras, aunque incluso se puede decir que en algunos casos hasta fueron raspones”, dijo, sin querer asegurar que se haya tratado del ataque de los peces de filosos dientes.
“No podemos estar seguros, no pudimos consultar a personas entendidas en esto, sé que incluso el área de Turismo estaría viendo la posibilidad de organizar una competencia para sacarlos del agua..., pero no hay nada concreto”, dijo con cautela.
Pero en la ribera, los pescadores fueron más contudentes: “No pueden ser tarariras porque las tarariras no muerden, sino que succionan, acá fueron mordeduras y están entre los camalotes”.
Hace cuatro años, en febrero de 2009, en el viejo Pirá Pytá de Posadas, el escenario era el mismo.
Pescadores asombrados porque creían que sus presas estaban oponiendo resistencia segundos antes de sacarlos del río, pero luego vieron que sus peces tenían solamente la cabeza y el resto del cuerpo  totalmente devorado.
Fueron al menos tres nadadores que intervinieron en la anteúltima edición del campeonato de Aguas Abiertas que, antes de arribar a la costa, habían sido mordidos por pirañas. Invasión de pirañas.
Las variantes del medio ambiente, el calor, la temperatura del agua, los camalotes y su rápida reproducción y crecimiento, son algunas de las explicaciones que los entendidos aducen sobre el crecimiento de la población de esa especie que cuenta con demasiadas anécdotas que la demonizan y la coloca en un negro ranking de depredadores.
Por entonces, se supo que por el avance de esos peces, lograron matar casi 1.700 ejemplares en seis horas para luego devolverlos al gran río Paraná para que sirvan de alimento de las casi 100 especies que pueblan el río que nace mucho más allá de las Cataratas del Iguazú  y desemboca en el Río de la Plata.