Sin señalización, lomos de burro son una trampa para los conductores

Miércoles 27 de julio de 2016
En la avenida López y Planes casi 115 se registran dos siniestros por día a causa del reductor. | Foto: Facundo Correa

A raíz de la muerte de Guillermo Walter Jantzon (69), en varios barrios de esta ciudad los vecinos aseguraron que la falta de señalización en los reductores representa una trampa para los conductores por lo que reclamaron mejoras al respecto. Entre las causas del trágico final del reconocido empresario de Posadas, se investiga el hecho de que intentó desviar un lomo de burro en la zona de San Isidro y chocó contra un pilar de luz.
Ayer, El Territorio realizó un recorrida por las zonas más complicadas de la ciudad y observó que los reductores se encuentran en sectores pocos iluminados, sin pintar y no cuentan con los carteles de advertencia. Los más peligrosos se encuentran en la avenida Almirante Brown y Zapiola, Chacabuco y Monseñor de Andrea, Kolping (entre López y Planes y Blas Parera), y 115 y calle Lorenzini.
El director de la Escuela de Tránsito Municipal, Rubén Tamis, explicó que “todos los reductores de velocidad son medidas extremas que se toman cuando  la gente no respeta y depende de cómo está hecho para que sea beneficio o no”.

Y resaltó que es fundamental que “el lomo de burro esté pintado y cuente con los carteles, o si no se vuelve un obstáculo muy peligroso”.
A la falta de iluminación y la correspondiente demarcación se suma la imprudencia. Muchos conductores manejan mientras se comunican por teléfono y no respetan los límites de velocidad.

Las zonas más complicadas
“Los días más peligrosos son los fines de semana, los chicos andan en moto rápido y los atropellan. Muchos se caen y tienen que venir a buscarles en ambulancia”, sostuvo Berta Guto, vecina de la chacra 123, quien reside a pocos metros del reductor de velocidad ubicado en la avenida López y Planes y calle 119. En esa zona, la queja también fue presentada por el propietario de la revistería San Jorge, Jorge Ávalos -vecino de la chacra 122-, que contó que hace dos años el lomo de burro se encuentra en estado de abandono y resulta un riesgo importante para los conductores.
“Por día, seguro hay dos motociclistas que se caen feo en el asfalto por culpa del lomo de burro. Ellos vienen rápido y frenan, pero no llegan a parar y se pegan cada revolcada. El otro día se partió un auto que lo agarró de lleno”, contó Ávalos.
Los casos se repiten en horas de la noche, “hay una jirafa que a veces anda y otras no. Cuando no hay luz esto es un peligro, porque cuando se topan con el lomo no saben cómo hacer para desviarlo”, agregó.
Por su parte, David Senesoopha, vecino de la chacra 102, quien vive a  metros del lomo de burro de la avenida Almirante Brown casi Zapiola, recordó que hace pocos días sucedió un siniestro. “Mi auto estaba estacionado acá -mostró un sector cerca a un lomo de burro- y se lo llevaron por delante. Era un conductor que venía rápido y hablando por teléfono y cuando se encontró con el lomo se asustó y perdió el control del vehículo”, lamentó. En esta cuadra resulta habitual que los vecinos escuchen frenadas imprevistas y brinden atención a los conductores.
“Se lastiman feo acá, hace poco un chico se cayó y se raspó contra el asfalto, tenía los pómulos llenos de sangre y sabés que agarró su moto y se fue solo a la salita”, contó Miguel Castro, vecino de la chacra 103.
Rubén Giordan, vecino de la chacra 118, que reside frente el  lomo de burro, de la avenida Chacabuco y Monseñor de Andrea, señaló: “El problema es por culpa de la Municipalidad que no arregla los reductores y de los conductores que andan fuerte. El otro día casi entró en mi casa un auto por culpa del lomo de burro. El conductor le quiso desviar y chocó el poste, que lo atajó.