Ataque en El Palomar: No caminan solas de noche y evitan las calles desoladas

Martes 27 de febrero de 2018 | 08:22hs.
El barrio El Palomar y uno de los baldíos apuntados como guarida de los delincuentes. | Foto: Marcelo Rodríguez
Tras el fin de semana en el que ocurrió el brutal ataque a la estudiante universitario en el barrio El Palomar de Posadas, conmocionó a la capital provincial y generó, aunque quizás tarde, los cambios que se venían exigiendo en el punto de la ciudad por parte de los vecinos.

El episodio, por sus características, generó conmoción en la comunidad pero afectó de sobremanera a la comunidad universitaria. Es que muchas chicas alquilan en el barrio El Palomar y, a medida que pasan las horas y se van conociendo detalles del caso, caen en la cuenta de que podrían haber sido ellas las víctimas. 

El panorama se vuelve mas oscuro al no haber detenidos, lo que quiere decir que los criminales caminan por las calles libremente, así como el abusador y asesino de Lucía Maidana (23), que hace poco se determinó es el mismo que violó a otras dos estudiantes. 

Tanta preocupación se convirtió en acciones preventivas y cambios de rutina. Es decir, las chicas ya no caminan solas, evitan las calles desoladas y, en lo posible, tratan de no salir de noche. “Es una forma de cuidarnos. Ya lo veníamos haciendo desde hace mucho pero, claramente, es hora de ser mucho mas cuidadosas y extremar la atención para poder caminar por el barrio”, manifestó Belén, estudiante a punto de recibirse de profesora que vive sobre la calle España.

Muchos de sus allegados o compañeras de facultad sufrieron en carne propia el accionar de los delincuentes. Robos, arrebatos y hasta acoso en la vía pública hizo que el miedo se convierta en una constante en su vidas.

“Si tengo que tomar el colectivo o comprar algo, paso por el lugar donde atacaron a la chica y es una zona despoblada y oscura. Enterarme de lo que pasó me dejó con mucho miedo. No solo a mi sino a compañeras con las que siempre transitamos el barrio”, explicó.

En ese contexto, Belén reconoció tener compañeras a las cuales le han “amenazado de muerte y robado sus carteras o celulares, como también otras que fueron perseguidas, acosadas. Son hombres que merodean la zona y se esconden en los baldíos aprovechando la poca iluminación”.

Ese panorama de inseguridad -según la estudiante- obligó a un cambio de habito. “Si es de noche siempre vamos en grupo, desviamos las cuadras oscuras y se hizo muy común el estar comunicadas en todo momento a través de mensajes, cuando sale o cuando llega a donde tiene que ir. Nos asustamos si se demora el mensaje en llegar o entregarse. Vivimos con miedo, es una realidad muy fea la que estamos pasando las mujeres”.