La provincia fue semillero de soja para todo el país

Domingo 16 de julio de 2017
“Desde la década del 40 al 50 hubo avances experimentando con tipos de soja en Misiones pero a finales del 60 e inicios del 70 arrancó con todo este cultivo. Se dio en dos lugares: en la zona de las colonias misioneras Aurora y Alicias con pequeños productores, pero el gran desarrollo del cultivo se dio en el Sur misionero y Norte correntino, hasta Santo Tomé”, aseguró Néstor Olivari, ingeniero agrónomo y ex director Nacional del Inta y del Inta Misiones, hoy ya jubilado.
La tierra colorada fue la primera provincia que introdujo la soja desde Brasil. En sus buenos años, fue junto al Norte correntino la mayor superficie implantada del grano de todo el país, así como también un gran criadero de semillas que se distribuyeron por todo el país, recordó el profesional
“Se introdujeron los materiales de soja provenientes de  Brasil, se fueron probando, ya que la idea era de pasar del sistema ganadero, rotular los campos e introducir un cultivo anual que permitiera recuperar la fertilidad de los suelos. Tuvo un impacto tan grande que proliferaron las plantaciones en toda esa zona durante los años 70, 71 y 72”, contó Olivari.
Mientras que, para el año 1973, se hicieron selecciones de materiales introducidos desde Estados Unidos. “Por ese entonces, la Secretaría de Agricultura de la Nación inició en todo el país una campaña de siembra de soja. Misiones, por supuesto con las características que tenía, hizo que estuviera en la delantera y prácticamente tenía junto al Norte correntino la mayor superficie del país implantada con la oleaginosa”, añadió.
Fue el Inta, sostuvo Olivari, el que hizo el mejoramiento del cultivo y lo difundió desde Cerro Azul a todo el país. “Teníamos un criadero de soja en el Inta Cerro Azul, de allí se distribuía a semilleros emplazados en Santa Fe, Buenos Aires y otras zonas que luego eran entregadas a los productores. La soja tuvo un auge muy importante hasta mediados de los 80, 87, 88. Por los buenos precios se sumaron más productores, pero cuando la soja irrumpe en lo que es la zona pampeana, obviamente allí tenían mejores condiciones que Misiones en cuestiones de suelo, rotaciones y demás. Es allí cuando inicia la decadencia del cultivo, al no sembrarse tanto y hoy ya quedan remanentes de lo que fue”, explicó
Asimismo, indicó que “el gran golpe a la soja se da en el año 1996 cuando se aprueba el gen resistente al glifosato y aparecen las sojas RR, que son las que se usan hoy mayormente. Desde el Inta Misiones pudimos distribuir al principio de la década del 70 y bien avanzada ya la del 80, hasta el 85. En mi caso estuve especializándome en Japón en el 83 por todo un año. Para los años 86 y 87, ya no se podía competir por los costos con La Pampa Húmeda y fue decayendo la actividad en la provincia”, recordó Olivari.
También señaló que existían dos cooperativas bien organizadas que trabajan con el cultivo de forma mecanizada desde la siembra hasta la cosecha. Una de estas era la Cooperativa Agrícola de Santo Tomé, que recibía la producción de los misioneros. “Fue en su momento pionera, cabecera, y mostró un movimiento inusitado para la actividad sojera de la región. Fue un polo importantísimo que ayudó en el desarrollo del cultivo”, destacó.
Olivari también indicó que el algodón fue siempre un cultivo tradicional en la provincia especialmente con pequeños productores y básicamente en lo que es la zona Centro: Alem, Oberá y San Javier. Tenía muy buen precio y en Misiones había desmotadoras muy importantes. “En general estos productores hacían algodón por cuestiones religiosas ya que no podían plantar tabaco”, recordó.
El trabajo del Inta también apuntó al mejoramiento de material para difundirlo entre los productores minifundistas. “Desde los orígenes de la producción en la provincia, el algodón tuvo su lugar en la zona Centro y partes más pedregosa de la tierra roja. El auge lo tuvo a mediados del 60, prácticamente todo el 70 y parte del 80 también”, señaló el profesional.
Sobre los inicios de la decadencia de dicho cultivo, Olivari indicó que el gran problema se dio en los 90 cuando la secretaría de Agricultura de la Nación a raíz del avance del picudo algodonero, una plaga que hasta hoy causa severos daños al cultivo, prohibió su cultivo en Misiones.
“En una medida que considero bastante irracional y más política que otra cosa, se prohíbe la producción de algodón en Misiones  a raíz del fuerte impulso que dieron los productores algodoneros del Chaco, sobre todo. Decían que Misiones era un caldo de cultivo para que el picudo siga avanzando. En ese momento, había en la provincia unos 3.000 productores y nosotros trabajábamos en un plan agroforestal en el que el algodón era la alternativa para aquellos productores que no plantaban el tabaco”, recordó.  “Fue un momento muy duro. Fue un error de la Nación en ese momento en los años 90 que llevó al fin de la actividad en Misiones”, se lamentó.
Y reconoció que “finalmente el picudo está en todos lados, desde mi experiencia que lo venimos monitoreando desde inicios de la década del 70, es una plaga muy importante que viene bajando desde Brasil. En esa decisión de Nación pesaron razones más políticas que técnicas, ya que inclusive hoy, con todo los cuidados, el picudo sigue haciendo de las suyas en las zonas algodoneras más importantes del país”
“Como acá eran pocos los productores se tomó una medida extrema que perjudicó a pequeños colonos y sus familias que no pudieron seguir ya que prácticamente quemaban las plantaciones o las arrasaban con máquina. Dentro del marco que se habla siempre en Misiones de buscar la alternativa productiva, el algodón era muy bueno, e influyó mucho en eso”, analizó.
También se refirió al maíz, el poroto negro e incluso la mandioca, que ahora cobra fuerza. “El maíz siempre estuvo en la chacra, tuvo en su momento una fuerte presencia, producido como alimento para ganado sobre todo. Hoy ha decaído por distintas coyunturas: el maíz que prolifera hoy es el híbrido, esa semilla mejorada que hay que sembrarla todos los años, no se puede repetir el mismo cultivo ya que la planta se degrada. Desde el Inta habíamos desarrollado variedades que permiten mantenerla en el tiempo ”, explicó.
“Hablamos de cultivos anuales que se van reemplazando, no es el caso de la yerba o té que son perenne y duran mucho tiempo”, dijo respecto al declive que sufrieron.

No cometer los mismos errores

“Crece de todo en Misiones pero faltaría que la provincia lleve adelante algunos planes apuntando a ciertos productos, para ciertos productores y sobre todo que ya tengan un mercado. Cuando uno mira hacia atrás, en mi caso trabaje 43 años en el Inta, lo que se ve es que se repiten cosas, se vuelve para atrás y eso no ayuda demasiado”, planteó Néstor Olivari. Y remarcó: “Cuando surge la soja era tan bueno el precio que se llegó a erradicar importante superficie de cítricos, sobre todo en el norte de la provincia, y de tung para sembrar soja, cosa que no es recomendable”. Señaló que el gran problema que debe resolver Misiones es el cuidado del suelo y este tipo de cultivos como la soja con malas prácticas agrícolas ocasiona graves daños al suelo. Tampoco hay que olvidar que hay muchos productores minifundistas.
“Hoy si uno tuviera que decir si es posible o no volver a hacer soja, creo que hay que pensarlo mucho. Lo primero será ver algunos nichos de productores que puedan hacerlo, a eso se tiene que apuntar hoy desde la provincia, no a difundir para que todos hagan lo mismo, sino a identificar qué lugares son factible de hacer determinado cultivo, en que condiciones y con que salida del producto”, aconsejó el ingeniero agrónomo.



Por Rita Saucedo
rsaucedo@elterritorio.com.ar