El tiro olímpico es una prueba de precisión y una de las distintas especialidades del tiro deportivo. Fue incluido en el programa olímpico en la celebración de los primeros Juegos modernos y sólo faltó en San Luis en 1904 y Ámsterdam 1928.
La caza de animales para subsistir, la defensa o el ataque contra los enemigos son precursoras de esta disciplina olímpica. Pero fue con la invención de la pólvora cuando el deporte recibiría su empujón definitivo.
El tiro formó parte del primer programa olímpico de los Juegos modernos en 1896. Cuatro años después, en París, se emplearon palomas vivas como objetivos de los disparos, pero esta decisión provocó una gran polémica y en los siguientes se cambiaron por objetivos de arcilla.