El amor más allá del prejuicio

Domingo 26 de febrero de 2017 | 07:00hs.
Adoptar a niños mayores de 5 años o bien hermanitos constituye un desafío, teniendo en cuenta que la mayoría de los aspirantes a padres prefiere bebés.

Y un día se despertaron y ya no estaban solos. Se habían convertido en una gran familia. Superaron sus propias expectativas, asumiendo el desafío de criar a cinco hermanitos. El camino no fue fácil; no lo es. Pero el amor es más fuerte que cualquier adversidad.


Claudio Boccalon y Mariela Rzepeski, un matrimonio de Florencio Varela, provincia de Buenos Aires, llegó a Posadas en diciembre de 2014 para adoptar a cinco niños unidos por un lazo de sangre eterno. Los chicos estaban en el hogar San José Obrero, pero antes vivieron varios años en el hogar El Refugio, que por entonces había sido cerrado.


El Territorio contó su historia aquel 17 de diciembre, cuando ya la numerosa familia había partido hacia su hogar, donde todo el vecindario los esperaba con regalos y un tremendo festín. Los compañeros de trabajo de Mariela, del área de Pediatría del hospital, hasta le donaron su bono navideño.


Hoy, tres años después, su historia vuelve a ser el centro de todas las miradas. Amerita contar cómo fue el proceso de conocerse, entenderse, adaptarse.


Difundir su cotidianeidad ayude, quizás, a que se multiplique su ejemplo.


Los Boccalon son famosos a lo largo y a ancho del país. Sin embargo, intentan mantenerse alejados de flashes y micrófonos para preservar su unidad, su vida privada.


La popularidad viene de la mano de lo que representan: la excepción.


Son pocas las parejas que se animan a adoptar niños grandes o bien un grupo de hermanos. Actualmente, hay casi 6 mil inscriptos en el Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (DNRUA), de los cuales un 91 por ciento busca bebés. En Misiones, por su parte, unas 200 personas integran el padrón.

Cambio de paradigma
Si bien el nuevo Código Civil -que rige desde el 1 de agosto de 2015- cambió el paradigma de adopción, pues se prioriza “el derecho del niño de tener una familia, más que de las parejas de tener un hijo”, todavía falta mucho por recorrer.


Consultado al respecto, el juez de Familia de Oberá, José Moreira, se mostró disconforme con algunos puntos de la ley: “Es cuestionable una ley que permite que las personas que se inscriben para adoptar puedan elegir que el niño esté sano o no”, dijo.


No obstante, destacó un caso. Otra vez una excepción: “Tenemos una pareja que tuvo sus hijos biológicos y ahora tiene la guarda preadoptiva de una menor de 14 años que ya tiene un bebé. Pero eran los únicos inscriptos en el Ruam (Registro Único de Adoptantes de Misiones) dispuestos a adoptar una criatura mayor de 12 años”.


“El Estado puede ser responsable de garantizar el acceso a la salud reproductiva, pero no está obligado a darle un bebé a cada adulto. Sin embargo, el niño tiene derecho a una familia y por eso dos mujeres o dos hombres pueden adoptar. El niño no necesita una mamá y un papá, necesita una familia. A los niños no les interesan los roles impuestos”, sentenció Moreira en una entrevista con este medio.


Este informe hace hincapié en la búsqueda de la felicidad más allá del prejuicio. No alcanza con la modificación de las leyes, es necesario también un cambio en la sociedad.


En ese sentido, los Barros-Bernardete, un matrimonio de la provincia de Río Negro, se arriesgaron a más. Luego de quince años de integrar el registro de aspirantes, un día aceptaron adoptar hermanos.


“Tres meses antes de que nos llamaran por teléfono por los hermanitos de Misiones habíamos ido a cambiar en el Registro, porque primero habíamos puesto bebés y niños hasta 12 años. Y luego los psicólogos nos dijeron por qué no nos inscribimos para adoptar hermanitos, yo tenía dudas; mi marido tomó la decisión de decir que sí”, cuenta Andrea Barros.


El matrimonio consiguió la tenencia definitiva de cuatro hermanitos misioneros el pasado 8 de febrero y lo celebró cumpliéndole el sueño a los niños: conocer las Cataratas del Iguazú.


“Nos llamaron el 12 de noviembre de 2015 y desde ahí fue todo una locura. Tuvimos que hacer venta de empanadas, pollos a la parrilla, nos ayudó mucho el municipio porque era mucho gasto viajar de Río Negro a Posadas”, dice la mujer todavía emocionada por aquel gesto.


La intendencia de Allen, donde viven, los asistió económicamente y además contaron con la ayuda de vecinos y parientes. Ahora, son una gran familia.


Tanto la familia de Florencio Varela como la de Río Negro debieron superar sus propios miedos para dar un paso tan importante. Conocer a los hijos ya grandes, lidiar con las espinas de su pasado y acariciar sus cicatrices. Pero, poco a poco, lo lograron. Los niños sanaron, tienen una chance en esta vida.


Estas historias que erizan la piel deberían multiplicarse. Dejar de ser una excepción. Las próximas líneas buscan ser una fuente de inspiración para los futuros padres. Pasen y lean.

 

Los requisitos para ingresar al padrón de adoptantes
El Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (DNRUA) fue creado por la Ley 25.854 y es una red federal en la que las personas que deseen adoptar un niño pueden anotarse con la garantía de poseer una inscripción única con validez en todas las jurisdicciones adheridas. Hay 23 provincias que suscribieron y cada registro provincial recibe a los postulantes que se inscriben en una “nómina de aspirantes”. El decreto 1328/2009 establece que esa nómina  estará constituida por los listados de las jurisdicciones adheridas a la ley.


Las personas pueden decidir qué bebes o niños quieren adoptar. Así, se delinea el perfil y se trabaja en el tipo de disponibilidad adoptiva que tienen los postulantes. Hoy hay inscriptas 5.700 personas que desean adoptar, aunque no hay estadísticas sobre la cantidad de niños en condiciones de ser adoptados.


Desde la dirección provincial, explicaron que “cuando el juez decreta el estado de adoptabilidad, que la vieja legislación nombraba ‘estado de abandono’, depende mucho si existe o no progenitor. Si no existe familia ampliada o es huérfano, los plazos son mucho más cortos para los postulantes”.


El Estado ampara a los chicos a través de los órganos de protección de sus derechos en un proceso de un plazo máximo de 180 días. En ese tiempo, residen con familias sustitutas o en hogares transitorios. Vencido ese tiempo sin que se haya encontrado a la familia de origen, o si ésta no puede por cualquier motivo hacerse cargo del niño, se decreta la situación de adoptabilidad. En ese momento, empieza la búsqueda de la familia adoptiva.


Los postulantes deben cumplir requisitos mínimos para adoptar: ser mayores de 25 años y tener un domicilio establecido en el país por más de cinco años. También son evaluados por los equipos técnicos de la DNRUA, como forma de orientación para definir realmente cuál es su “disponibilidad adoptiva”.


No hay ninguna limitación de edad y los postulantes deben tener, explicaron en la DNRUA, “criterios de razonabilidad”. Se les consulta qué capacidad tienen y por ejemplo, si aceptarían grupos de niños, o niños con alguna discapacidad. Pueden adoptar las familias monoparentales (de un solo progenitor, sea padre o madre), parejas igualitarias y heterosexuales, con la novedad de la inclusión reciente de las uniones convivenciales.

Por Griselda Acuña
interior@elterritorio.com.ar