La zona del hipódromo sería escenario de los rituales ligados a la macumba

Lunes 21 de marzo de 2005
POSADAS. Una bolsa con restos de una gallina, otra bolsita con las vísceras del animal sacrificado, un frasco roto con un cigarro poco consumido, un ramo de flores, una cinta de regalo color verde... y un trozo de papel roto y semiquemado, con tres nombres con asteriscos al final de cada uno de ellos y en letras más pequeñas, se logra leer “ablandarlo” y “desencantar” o “descontar”...
Todo esto se encuentra prácticamente a diario a un costado de la ruta 12, en el tramo desde el acceso al hipódromo General Belgrano y poco antes del cementerio Tierra de Paz, siempre sobre la mano derecha en dirección al Oeste.
A lo largo de la banquina de la recta luego del Parque de la Ciudad, en al menos tres puntos se suceden estos ritos posiblemente ligados a la práctica de la macumba o el umbandismo.
Pocos lugareños quieren hablar al respecto. Los que se animan aseguran que esos rituales se suceden a diario y no siempre con los mismos métodos. Un pequeño de nombre Cristian, que vive campo adentro -unos 500 metros después del hipódromo- aseguró que varias veces se encontró con tortas de cumpleaños en distintos tramos de la banquina, aunque,  dijo,  nunca vio velas prendidas con otros elementos alrededor.
“Pero tortas sí, y a cualquier hora del día”, comentó.
Este misterio podría estar relacionado con agradecimientos a algún dios africano o afrobrasileño, que podría ser Elegba (el dueño de los caminos), de acuerdo a las listas de los orixas, que en cierta forma reemplazan a los santos cristianos (Ver despiece).
Carlos Forza es un trabajador del campo que desde hace 15 años se desvive en la casa donde, en el frente, se erige una ermita del Gauchito Gil. El hombre afirmó que muchas veces en la banquina, generalmente en las partes donde hay árboles, dejan gallinas muertas, monedas, llaves. “Creo que son macumberos, pero nunca los vi, al parecer lo hacen de noche”, detalló sin atreverse a mucho más.
Todo esto se repite, a la vez, en el sitio donde El Territorio halló una bolsa con restos de una gallina, en donde hay una pequeña ermita de la Difunta Correa, también debajo de un árbol. Incluso, metros más hacia el lado del campo, se observa claramente el lugar elegido para iniciar el rito con velas, las que luego consumen todos los elementos elegidos para cumplir con la misión.
En esos puntos, las velas o fogatas fueron las que provocaron los incendios que arrasaron con los campos de esa zona durante los últimos meses, según las hipótesis que manejan los bomberos que trabajaron en la zona para contener las llamas.

Entre ofrendas y maleficios
Ofrendas o maleficios, o ambos a la vez. Todo gira en torno a las creencias sobre poderes sobrenaturales. Según pastores y pastoras que se abrazan a los milagros de Jesucristo, esos actos son propios de la macumba y el fin es el mal hacia las personas. La pastora Rosa recordó que uno de sus fieles encontró lo mismo en la costanera: un animal muerto, fotos de una persona y otros elementos. “Tirá eso”, le aconsejó entonces.
Al igual que en los restantes cultos afrobrasileños, la umbanda sostiene la creencia en un ser superior y en una serie de entidades intermedias que denominan orixas. Esos orixas son antiguas divinidades africanas o fuerzas de la naturaleza divinizadas, es decir, el rayo, las aguas, etcétera.
En sus cultos, sostienen que estos orixas incorporan o poseen a los feligreses en medio de la liturgia. Este fenómeno, lejos de ser una verdadera posesión, se produce merced a una técnica de inducción al trance, donde el feligrés disocia su personalidad liberando el inconsciente.
Desarrollan también diversas prácticas adivinatorias y, por los elementos de origen espiritista, creen en la reencarnación, la ley del Karma, los fluidos y otros.
Los animales muertos podrían ser ofrendas a uno de esos dioses, aunque la macumba podría ser una distorsión de esta creencia y además de ser una ofrenda es un pedido concreto y esos rituales podrían ser una seguidilla de la misma solicitud.
Otros lugareños de la zona del hipódromo de Posadas repiten lo que alguna vez oyeron respecto a personas que se atreven a mucho más que dejar ofrendas o pedidos a un costado de la ruta, como internarse campo adentro y enterrar partes de animales.


Las ofrendas
Los orixas son los emisarios de Olodumare, o Dios Omnipotente, según cuentan los teólogos en la materia. Ellos gobiernan las fuerzas de la naturaleza y los asuntos de la humanidad. En conformidad, se hacen ofrendas en la forma a la cual están acostumbrados, para que así ellos los reconozcan y concreten la ayuda solicitada. Es aquí en donde las ofrendas juegan un papel fundamental.