Reflexiones sobre un saqueo

Domingo 31 de julio de 2016
Hay una larga etapa que se estrena con la llegada de los jesuitas a las tierras sobre el Paraná en los inicios del siglo XVII hasta la federalización de Misiones en el XIX, cuando la documentación histórica está dispersa.
En la tierra colorada que hoy es Misiones, la historia escrita comenzó con la experiencia de los pueblos jesuítico guaraníes. Sin embargo, de esas producciones  poco y nada ha quedado en nuestro territorio.
Sobre esos casi 300 años a merced de procesos históricos muchas veces mezquinos con los habitantes de la mesopotamia -hubo cambios de jurisdicción, ocupaciones, matanzas, guerras, saqueos-, historiadores locales reflexionaron sobre la tarea del investigador de la memoria regional, acerca de la conciencia histórica del pueblo misionero y, por supuesto, no dejaron de mirar al presente y al futuro.
“Hay que salvar los documentos que se están produciendo hoy”, coincidieron. A continuación, El Territorio reproduce pasajes de estas charlas.  
“Hay más de 150 años de la experiencia jesuítica y hay unos 50 años en que Misiones se anexó a Corrientes, donde la documentación quedó dispersa por todos estos procesos históricos”, señaló la investigadora y directora del museo Aníbal Cambas, Liliana Rojas. 
“Entre invasiones y ataques se llevaron los archivos o pasaron a manos privadas o fueron a parar a otras jurisdicciones”, reseñó.
Y, sobre la presencia de esta región en el orden colonial, sostuvo: “Teníamos entre los pueblos  a Candelaria, que era una sede del Superior y que reunía la documentación de los pueblos de las Misiones, pero de esa documentación mucha se perdió”
En tanto, la docente e investigadora María Angélica Amable realizó un estudio titulado La Documentación Histórica en los Archivos Provinciales (1996).
Sobre el acervo documental en Misiones, evidenció que “los archivos de nuestra provincia no conservan documentación anterior al período de la federalización”.
Para investigar sobre la etapa anterior a 1881, un estudioso debe remitirse a los archivos en Roma de la Compañía de Jesús, al Archivo General de la Nación o a la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro, entre otros.
La docente explicó que “los documentos tienen un ciclo vital hasta que llegan a su destino, entonces están donde tienen que estar y hay para la época jesuítica compendios documentales muy buenos producidos por la Compañía de Jesús que se pueden consultar”.
En cuanto a la época de los caudillos -cuando Misiones integró la Liga de los Pueblos Libres-, la documentación es fragmentada y tampoco se encuentra en la provincia. “Hay algo en el Archivo Histórico Nacional, también en Brasil y en Montevideo, pero la realidad es que son documentos fragmentados, es decir, no son un cuerpo orgánico completo. En esta época, la Liga estaba enfrentada con Buenos Aires y el diálogo no era muy fluido”.
Sobre esos años de resistencia y de ataques descarnados que le siguieron a la Declaración de la Independencia (1815-1818), el historiador Esteban Snihur aportó:  “En Misiones tenemos documentación a partir del Territorio, pero documentación anterior al Territorio Nacional no, de hecho, Misiones no tuvo una existencia institucional plena hasta 1881 y, hasta esa época, las misiones jesuíticas dependían de Buenos Aires o eclesiásticamente de Asunción, entonces la documentación iba a terminar a esos lugares” y añadió: “Por otro lado, mientras fuimos parte de la provincia de Corrientes, todas las actuaciones iban hacia la capital y están los documentos en el archivo de Corrientes”.
Y fue más atrás en el tiempo, “hay todo un patrimonio documental que tiene que ver con los pueblos misioneros de guaraníes que se perdieron y jamás podrán ser recuperados, porque toda esa documentación se perdió en esos años que van desde 1815 a 1818, cuando paraguayos y portugueses invadieron lo que es hoy la provincia de Misiones y saquearon e incendiaron los pueblos y arrasaron con todo. En esos episodios bélicos que hubo en la región, también se perdió directamente la documentación presa del fuego y después del comercio, porque muchos coleccionistas privados vendieron el patrimonio documental fuera de Misiones”.
Snihur, por ello, dijo: “La dispersión documental, como también la dispersión del patrimonio artístico cultural de las Misiones, fue objeto de saqueos en un determinado momento. No es casual que, por ejemplo, las esculturas, que son documentos también, están desperdigadas en museos fuera de la provincia”.
Para el profesor, “lo ideal sería que la provincia tuviera un gran centro de documentación histórica en resguardo de su patrimonio y todos esos bienes que por ahí se hallan dispersos en distintos archivos estén en el lugar de donde procedieron, como pasó con las piezas cerámicas que volvieron a Misiones desde Buenos Aires y hoy están en el centro de interpretación de San Ignacio”.

Presente en riesgo
Por otra parte, la profesora Amable remarcó que “para qué vamos a reclamar algo de una época pasada que está donde debe estar cuando no conservamos lo actual que eso es más grave, documentación de época reciente desde 1882 en adelante no se conserva adecuadamente”.
Y advirtió que “hay como una costumbre, un defecto que muchos funcionarios públicos creen que la documentación es suya y termina su gestión y se llevan cosas que son documentos públicos”.
En la provincia, no existe un archivo histórico en funcionamiento y tampoco los organismos públicos tienen un marco para la gestión de los documentos hasta su conservación final en un archivo centralizado.
Falta decisión -consideró Amable- de ponerlo en funcionamiento, “tenemos una ley que ya tiene sus años y que como nunca se implementó habrá que revisarla”.
Por último, resaltó que el papel sigue siendo el soporte más fiel para el resguardo de la memoria.
“El papel hasta ahora ha demostrado ser el formato de mayor conservación, cuando los soportes modernos han pasado 30 años y ya no podemos leer, tenemos papeles de tres mil años de antigüedad”. 
Y dimensionó, “si ponemos a la región que hoy es Misiones en el lugar que ocupaba hace unos siglos cuando era parte de una unidad más grande, vamos a ver que muchos documentos hoy quedaron lejos, pero en un tiempo fuimos parte de esa jurisdicción donde hoy están guardados muchos escritos”.
A su turno, el profesor Snihur  analizó que “tener un centro de archivo especializado para la conservación de documentos -que muchas veces no están en buen estado- demanda inversión y capacitación en recursos materiales y humanos, es una decisión política que esto suceda”. 
Y planteó que este saqueo documental “que se da hoy cuando se destruyen documentos públicos” no hace otra cosa que reforzar un concepto de provincia joven.
“Hay que educar a los niños y a los jóvenes en la conciencia histórica, nosotros como ciudadanos debemos exigir que se cuide el patrimonio, y eso es algo que tenemos que aprender porque no es algo que venga en nuestra matriz que es de conflictos”.
Y amplió: “Hay una característica propia de nuestra provincia, tal como la vemos hoy es producto de un tremendo impacto inmigratorio que se dio a fines del siglo XIX. Esta gente, que fueron en su mayor parte inmigrantes europeos que poblaron el territorio misionero, nunca tuvo una conexión con aquel otro pasado, así la historia empezó de nuevo. Entonces está la necesidad de construir una conciencia histórica, es un tema que hay que trabajar y construirlo en el ámbito de las políticas culturales en las escuelas desde la educación”.
Y concluyó: “Misiones nace de una complejidad y de una integración, y en esta integración hay todo un pueblo de indígenas, los mbya, que quedaron excluidos socialmente, todo esto está por resolverse”.

Incunables de la experiencia misional

Del largo período de más de 150 años en que convivieron blancos y originarios en las reducciones jesuítico guaraníes, la provincia guarda como tesoros tres incunables, que están en la ciudad capital y son prueba de la epopeya misional.
La Subsecretaría de Cultura de la Provincia guarda un ejemplar de ‘Explicación del Catecismo’, escrito en lengua guaraní por el cacique Nicolás Yapuguay, publicado en Santa María la Mayor en 1724 y que está incompleto. Uno igual pero mejor conservado lo tiene el Instituto Antonio Ruiz de Montoya.
Y el texto más antiguo que se custodia en Misiones es ‘El Tesoro de la Lengua Guaraní’, del Padre Ruiz de Montoya, de 1639, publicado en Madrid, cuando no había imprenta en los pueblos de Misiones.



“La historia regional aparece en fragmentos y desde una mirada”
POSADAS. “En la historia de Misiones hay grandes vacíos temáticos que podrían haber sido abordados con profundidad y, por otra parte, hay fragmentos de sucesos que están atados a aspectos muy específicos como estudios de cooperativas o pueblos. No tenemos nada sobre bibliografía o la etapa del desarrollo nacional, hay escasas investigaciones -algunas publicadas y otras no-. En lo que más se indagó fue sobre la primera ocupación, etapa colonial y la experiencia jesuítica. Hay una versión de la historia de Misiones que es oficialista, que en parte está contada desde una relación de poder unilateral desde la construcción de la Argentina”, explicó Norma Oviedo, magister y especialista en historia regional e investigadora en relaciones comerciales y conflictos fronterizos del siglo XXI y los orígenes de Posadas.
La especialistas, quien es docente en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Unam, aseguró que son varios los obstáculos que debe superar aquel que en la actualidad afronta el desafío de reconstruir la historia regional, ya que, según sus investigaciones, los documentos se hallan en Brasil, Uruguay, Chile, Paraguay o provincias vecinas como Entre Ríos y Corrientes.
“Las innovaciones y diversas miradas que tiene la historia sobre la narrativa ha contribuido a poner de relevancia las historias nacionales y mundiales y no hay una historia regional, porque este concepto de región es dinámico y cambiante”, señaló. 
En la actualidad, los investigadores que deseen reconstruir la historia buscar retazos de la historias en las oficinas de la Municipalidad de Posadas, Concejo Deliberante e instituciones privadas, “así se dificulta y complejiza aún más el trabajo del historiador, porque los documentos no están concentrados en un solo lugar”, advirtió.
Por tal motivo, desde las universidades se apunta al rescate de los archivos para contar los sucesos a partir de una mirada regional, “gracias al trabajo del equipo de investigación de la universidad y los trabajos de tesis de la Unam, hoy nos estamos diferenciando de la mirada occidental y cristiana atada a la historia. Queremos mirar nuestra propia historia, contar los hechos desde los relatos de la vida cotidiana”, sostuvo Oviedo.
Detalló que, en el transcurso de la historia, hay sectores sociales que no han sido considerados por los relatos oficiales. “Por ejemplo, las historias de mujeres, niños, sectores populares, negros y la participación aborigen. Son los hechos menos mirados profundamente, en términos generales, y las nuevas problemáticas que se van instituyendo como necesarias saber”, indicó (ver Los sucesos...).

Resguardar la memoria
Para la construcción de la identidad de los pueblos, la historia resulta importante “porque es la forma en que nos presentamos al mundo y cómo nos miramos. A partir de ella se construye un sentido de pertenencia importante para nosotros y tiene otros usos para el ejercicio de dominación. Gesta un discurso donde entran las voces de algunos y otros no. Está creando un principio de diferenciación de quienes ordenan el mundo y quienes no están presenten en esos espacios de poder. Sobre quienes hacen la historia, eso es importante tener en cuenta, ya que en la mayoría de los casos la escriben los hombres desde los espacios de poder”, apuntó.

Los sucesos y la figura del héroe

A lo largo de la historia, la fundación de la región es contada desde la figura del héroe, que es reutilizada por los partidos políticos que lo resignifican para la concentración de poder, “hoy, se vuelve a mirar la figura del héroe para el uso político que se le da a la historia y requiere de un gesto fundacional en el que aparecen nuevos partidos políticos que fundan sus orígenes reutilizando parte de la historia. Así, Andresito Guacurarí se convierte en un héroe local y es la herramienta de determinados sectores para crear una historia y poner en funcionamiento en el presente, resignificando los sentidos, que tiene la figura del héroe en el pasado, que hoy tiene un rol distinto creando el sentido de pertenencia a lo que pensamos que es ser misionero”, explicó Oviedo. Así se deja de lado actores sociales como las historias cotidianas de los pueblos, “hay una batalla para escribir y elaborar las propias historias, que sean representativas para los que la componen”, concluyó.



Por Carolina Ozuna Schumann
carolinaozu@hotmail.com