Anotó como propio a bebé misionero, 36 años después busca a la familia

Jueves 27 de octubre de 2016

Mario y Sergio Sacci son padre e hijo legalmente y desde un afecto a prueba de diferencias biológicas. Pero 36 años después, desde Buenos Aires, buscan a la familia de sangre de quien se cree nació en Apóstoles.
Portero de un edificio en el pudiente barrio Norte, de la Capital Federal, Mario y su esposa buscaban a fines de los 70 adoptar a un bebé, pero no tenían suerte por su edad y su situación económica. Por entonces el hombre entabló relación con un acaudalado empresario de Misiones (cuyo apellido prefiere reservar), ya que el hombre había adquirido un departamento para que allí residan sus hijos mientras estudiaban.
“Como lo hacía a menudo, el papá llegaba a Buenos Aires para visitar a sus hijos y el primer lugar que visitaba era la portería, compartiendo una charla amable, lo que hizo que fuese creciendo una relación afectiva entre ambos. En determinado momento pregunta si teníamos hijos. Al relatarle aquella cuestión de la adopción se ofrece espontáneamente a conseguirnos un bebé, ya que en aquella zona (de Misiones) ‘había muchas chinitas de 14/15 años que quedaban embarazadas y al no poder mantener a sus bebés buscaban rápidamente entregarlos a mejores manos’. Esto es textual”, afirma Sacci.

El empresario le aseguró que se ocuparía de todo, pasaron varios meses y a comienzos de mayo de 1980 llaman a la pareja para que viaje a Apóstoles, donde recibieron al bebé, que habría sido entregado voluntariamente por su madre. “Me dijeron que había nacido en esa ciudad el 1º de mayo”, afirmó.
Sacci aseguró que no se trató de una venta, ya que su situación económica no lo hubiese permitido y el empresario que le facilitó los trámites no necesitaba el dinero.

Reflexión y acciones
Así, Sergio fue inscripto como hijo biológico, aunque desde los 3 años se le aclaró su origen.
“Con el correr del tiempo fui tomando conciencia de mi acción irresponsable, aparte de reconocer que Sergio, que fue y sigue siendo mi luz, tenía todo el derecho de conocer sus raíces”, admitió el hombre.
Comenzó a investigar, recurrió a Abuelas de Plaza de Mayo, lo derivaron al Consejo Nacional del Derecho a la Identidad (Conadi), que creó el legajo 0560 sobre la situación de Sergio, quien se sometió años atrás a la extracción de una muestra de sangre en el Hospital Durand que se cotejó con otras muestras, sin éxito hasta ahora.
“Hará unos 15 años –o tal vez más – cuando me avisaron que una señora de esa misma ciudad (Apóstoles) había tenido un bebé por la misma fecha, le pedí que viniese, me hice cargo del viaje de ida y vuelta, la acompañé hasta el Durand, le sacaron sangre, pero lamentablemente no coincidían los ADN. Por esas épocas tuve una charla con Estela de Carlotto y sus hijos Claudia y Remo, que le hicieron muchas preguntas a Sergio”, recordó Mario.
La búsqueda continuó con la familia del empresario misionero, que ya había fallecido. El intercambio de correos electrónicos y la visita de Sacci padre a Apóstoles en octubre de 2015 no aportaron datos significativos.
Mario renunció a la portería en 1985 y se mudó con su familia a la localidad bonaerense de General Rodríguez, donde diez años después fundó una revista que hoy dirige su hijo, mientras que él -jubilado- es ahora colaborador.
“Me di cuenta que todos tenemos el sagrado derecho de conocer de dónde venimos, aun cuando -tal vez- podríamos haber sido ignorados por nuestros padres de sangre. La falta de resultados es una herida dolorosa que quiero curar y que sólo pasará si llego a encontrarlos. En cuanto a mi hijo, él deja que yo haga y pienso que su silencio se debe generosamente a que no ahonde más esa herida cualquier cosa que pueda decirme. Es muy buen chico y el cariño que existe entre nosotros trasciende la importancia de la relación sanguínea”, observó Sacci.
Con la esperanza de que ayude en su búsqueda, Mario compartió con El Territorio las fotos de Sergio, una actual y otra de cuando era pequeño.
Quienes puedan aportar información pueden comunicarse al correo electrónico marium@fibertel.com.ar

En plena dictadura militar

La relación entre Mario Sacci y el empresario que posibilitó la entrega del bebé se entabló en un contexto marcado por la dictadura militar y sus prácticas reñidas con la ley.
La relata el jubilado: “En 1977 -un año después del golpe de Estado- entro a trabajar como portero de edificio en el barrio Norte. En ese mismo año un fuerte empresario de Misiones compra un departamento en ese edificio que destinaría a residencia de sus hijos cuando se instalaran en Capital para seguir una carrera universitaria. Se aparece este señor, se presenta y al entrar ambos al departamento me entrega una cantidad importante de dinero”.
“Al darse cuenta de mi sorpresa -continúa- me explica que era amigo de un general (no recuerdo su nombre) que por entonces era el jefe del Departamento Central de la Policía Federal, a quien le había pedido investigara mis antecedentes y por lo visto le dieron una visión positiva de mi persona, por eso decidió confiar en mí sin pedir ninguna constancia del dinero que me entregó. Su primer hijo llegaría recién unos cinco meses después (en febrero de 1978) y me pidió que mientras tanto pagara todos los gastos del departamento hasta entonces. Al año siguiente se le suma una hija”.