El paseo costero, el mercado a cielo abierto más tentador

Domingo 14 de enero de 2018
La Costanera posadeña es, desde hace ya bastante tiempo, el lugar preferido de los turistas que visitan el rojizo terruño así como de los propios misioneros. No resulta extraño entonces que los artesanos encuentren allí un punto estratégico para instalarse y hacer conocidas sus producciones.
Después de mucho ir y venir, de no encontrar un lugar, los feriantes del paseo costero finalmente pueden hacer uso del lugar sin incomodidades ya que cuentan con un espacio establecido para cada uno de ellos  y con las habilitaciones correspondientes que la Municipalidad les otorga.
Según indicó Javier Suárez, encargado del área de Inspección y Servicio de la Municipalidad capitalina, son 200 los puestos otorgados, de los cuales 180 ya renovaron sus papeles para este 2018. “La idea es que sea una feria artesanal regional, cortamos con la reventa de productos que no tenían nada que ver, como de la ropa traída de Paraguay que se revendía acá. Este es un espacio para los emprendedores, para la gente que no tiene trabajo”, señaló Suárez.
Es así que, entre los requisitos para poder tener un lugar en la feria de la Costanera, es ser de Posadas o por lo menos tener dos años de residencia en la ciudad. Suárez destacó además que hay numerosos artesanos y emprendedores que están en lista de espera para ingresar, lo que sólo ocurrirá si uno de ellos abandona su espacio porque el cupo de puestos ya está completo.
Inspecciones y Servicios se encarga de todo lo que sea venta en la vía pública, por lo que según los registros de Suárez y su gente son alrededor de 1.400 los vendedores ambulantes habilitados en la ciudad, número que creció en un 11% en lo que va de enero de este año.
“En estos primeros días de 2018 ya aumentó un 11%. Esto se debe claramente a la crisis económica, hay mucha gente que se quedó sin trabajo. No podemos decirle a la gente que no trabaje, pero sí tenemos que regular para que lo hagan en un lugar seguro”, explicó.
Alpargatas y variedad de mates 
“Buscábamos tener un emprendimiento propio, trabajar por nuestra propia cuenta. Entonces empezamos de cero con este proyecto con la ayuda de un amigo que nos fue asesorando”, contó Ornella Piunno (30) que, junto a su novio Eduardo Rocholl (30),  desde hace dos años lleva adelante Mendieta, su marca de alpargatas que comercializan en la feria de la Costanera los sábados, domingos y feriados.
Con la idea de hacer algo diferente, original y salir de lo tradicional, los jóvenes montaron su puesto de alpargatas con divertidos y llamativos diseños que llama la atención de quienes transitan por el paseo costero del cuarto tramo.
Con precios desde 90 hasta 130 pesos, según el diseño y desde el 35 hasta el 45 en calce. Casi todo lo realizan ellos mismos, desde el corte de las telas (lonetas), la plancheta de goma para las suelas con las máquinas que fueron comprando para fortalecer el emprendimiento. Lo único que tercerizan con una modista es la costura de los calzados. “Estamos muy contentos de estar acá, nos va muy bien y hay mucha circulación de gente y se nota mucho la presencia de los turistas”, sostuvo por su parte Eduardo.
María Esther Romero, en tanto, tiene 45 años y es feriante de la costa hace dos años. Realiza trabajos en crochet como bikinis, remeritas y amigurumis, los tiernos muñecos de hilo o lana. Su marca Punto Amor X21 es en homenaje a su hijo que tiene Síndrome de Down.
Sin un trabajo estable, el principal ingreso económico de María Esther es la feria, por lo que alterna el trabajo con el cuidado de su pequeño. “Donde me ven seguro estoy tejiendo, en todos mis momentos libres tengo que tejer para reponer los productos”, contó la mujer.
María Esther afronta las adversidades poniéndole mucho empeño a lo que hace. Por suerte y por esfuerzo, le va bastante bien los fines de semana y sus muñecos se venden sin problemas y hasta atiende pedidos por WhatsApp. “Estamos en la lucha pero por suerte viene mucha gente todo el año”, dijo y consideró que hace falta un poco más de promoción.
Sobre la posibilidad de contar con un espacio para la venta y difusión de sus producciones, María Mohamed (61), oriunda de Tucumán pero que vive en Posadas hace cuatro años, sostuvo: “Está muy bueno porque es una salida laboral para muchos. Es un linda feria y además la costa es hermosa, no todas las provincias tiene un espacio como este para poder trabajar”. María es una de las 200 feriantes, y ella ofrece a la gente ollas de barro, arte que aprendió por su paso por La Quiaca, en Jujuy.
Un artesano del mate es sin dudas Walter Silvero (59). En su puesto, los fanáticos de la infusión nacional no podrán decidirse entre qué porongo llevarse a su casa. “Esto es un emprendimiento familiar que empezó hace siete años por una crisis económica”, arrancó contando Walter y agregó: “El mate encierra toda una filosofía. Habitualmente los mayores buscan algo más tradicional, forrados en cuero. Pero a mí me interesa que nuestros jóvenes no pierdan esto”.
Es por esta razón que, además de los mates forrados en cuero o con detalles en alpaca, también incluye otros más coloridos a los que agregó el tallado de frases como para atraer a ese grupo etario.
“Esta es mi principal fuente económica por lo que la feria me parece genial porque es donde se comienza y donde se testean los productos, se van puliendo cuestiones de costo y podemos lograr una inserción en el mercado”, cerró.
Para estar en la Costanera, los feriantes deben abonar a partir de marzo 478 pesos por mes por su puesto, monto que por enero y febrero se reduce al 50%, es decir, esos dos meses abonarán 240 pesos. 

Por María Elena Hipólito
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