Familias enfermas por tomar agua de un arroyo contaminado

Sábado 24 de enero de 2009
Sin opción. | Lavan, se bañan y toman el agua del pequeño arroyo plagado de basura y contaminado en todo su extensión. | Foto: Marcos Otaño
Unas 15 familias y alrededor de 75 personas consumen agua de un arroyo contaminado que atraviesa el barrio Santa Lucía y el asentamiento ubicado en los terrenos situados entre las avenidas Aguado y Andresito, provocándoles vómitos y diarreas en la mayoría de los pobladores.
Niños hasta con sarpullidos y manchas en sus cuerpos, según indican sus propias madres, son otras de las consecuencias por tomar agua de ese cauce, en el cual también se bañan y lavan sus ropas.
“Ella sigue con diarrea, desde hace varias semanas”, dijo la madre de Jennifer, de dos años, Miriam Díaz. “Yo tengo tres hijos y fui a una salita, pero la nena sigue igual”, se lamentó, y junto a otras amas de casa en la misma situación, insistió con el pedido de una canilla pública.
Según los vecinos, existe una canilla pero está ubicada a muchas cuadras de diferencia, por lo que los chicos optan por usar el arroyo tanto para bañarse como para llenar botellas y baldes, de donde todas las familias se abastecen para el consumo personal.
Según Díaz, tras recoger el agua con distintos elementos, la hierven en ollas, pero a pesar de ese intento de “saneamiento o purificación casera”, los efectos malignos se siguen sucediendo entre los integrantes de todas las familias, las que en promedio, tienen entre 3 y 6 hijos cada una.
Muchas de las familias asentadas en los terrenos del enorme espacio verde denominado El Acuerdo, viven desde hace más de diez años y si bien hicieron gestiones para la canilla pública, siguen sufriendo con el arroyo, tanto por el agua contaminada como cuando llueve.
“Siempre se desborda y nos inundamos todo”, dijo otra mujer que tiene a sus niños enfermos desde hace semanas.
Son pocos, según dijeron, los que cuentan con la ayuda de los vecinos del barrio Santa Lucía, quienes mediante una manguera les obsequian agua potable, al menos, para tomar y cocinar.
Miriam también dijo que la hija de una de sus primas estuvo días atrás internada con un cuadro severo de hepatitis según el informe médico. “Pero ya salió”, aclaró la mamá.
Prácticamente todos los hombres del asentamiento viven de changas o se dedican a la construcción, por lo que también varias familias cuentan con planes sociales para sobrevivir diariamente.


Sequía en la aldea Perutí
A pesar de los reclamos planteados a principios del 2008, la comunidad aborigen de Perutí continúa sin agua potable, y ya prevén docentes y padres que en el ciclo lectivo 2009, los niños nuevamente tendrán que traer el agua en baldes desde la naciente.
A la institución escolar, que se encuentra en la aldea, asisten  unos 160 niños a los que les dan desayuno, almuerzo y merienda porque la escuela funciona en jornada completa de 8 a 16. Las napas están prácticamente secas, hay una bomba  en un pozo semisurgente y no está generando suficiente agua.  “Para nosotros eso es un  inconveniente, tenemos baños nuevos y no tenemos agua, es un problema, de todos modos para el desayuno o el almuerzo hay un ojo de agua donde los chicos buscan el líquido, pero no podemos ocupar mucho porque
también  la gente de la comunidad se abastece de ahí”, dijo Ariel Vera, director de la escuela.
Y esto también perjudica la limpieza de la escuela. “Nosotros tratamos de no ensuciar, es difícil lograr eso y con aserrín y gasoil limpiamos, hay que mantener lo más limpio posible, por ahí juntamos agua de lluvia, pero tampoco está lloviendo”.
En el acto de inauguración de la escuela, las autoridades de la comunidad  pidieron al ministro de Derechos Humanos, Edmundo Soria Vieta, un pozo perforado. Actualmente, hay dos pozos  perforados y están muy cerca uno del otro, pero ninguno de los dos tiene agua.