Vecinos y maestras combaten el olvido en picada San Lorenzo

Martes 21 de marzo de 2017
Los pobladores de picada San Lorenzo viven olvidados de todo. El terreno escarpado juega en contra de todo intento de adecuar el camino para que los tabacaleros, ganaderos y tealeros que habitan el sector, puedan sacar su producción cómodamente. Del bienestar de la gente ni hablar. Falta agua, varias vertientes y arroyitos surcan la picada y a mitad de camino -ironías del destino rural-, cuatro tubos de cemento que operarios municipales dejaron “para volver a entubar el arroyo la semana que viene” y hace tres años son mudos testigos de la apatía.
Pero los colonos no se resignan. El aula satélite de la Escuela 349 Francisco Ramírez tiene comisión escolar, que ayuda como puede -el terreno en que funciona, de 25 por 50 metros, fue donado por Antenor Gómez- y allí aprenden 16 chicos de entre 5 y 12 años de edad.
Docentes y vecinos llevan años pidiendo -sin respuestas-el agua para el aula y el vecindario y el arreglo del camino. El año pasado se entoscó un tramo “del fondo”, de unos 1.200 metros, “pero quedó a medio hacer, hace diez años que no se arregla, los árboles que caen sobre la vía quitan los vecinos; es lamentable esta marginación, porque todos los colonos pagan sus impuestos y no tenemos atención”, se quejó Elsa Gómez.
La joven Adriana Michinski es única docente fija, mientras que semana de por medio llega por los más pequeños Tatiana Grahl, maestra jardinera.
Es loable el desempeño de ambas porque deben caminar seis kilómetros desde la ruta 14 hasta el aula y retornar de la misma forma, embarrándose y mojándose muchas veces. Hace pocas semanas, una de ellas se compró una moto, pero el pésimo estado de la picada hace casi inviable el tránsito.
Las chicas tienen marcas de heridas por haber sufrido caídas. En ese ambiente condicionado por la falta de baños -una sola letrina, casi llena para todos-, se toma agua de las vertientes cercanas. Los pedidos -una bomba de agua a la Casa del Colono y de una heladera a la Municipalidad- cayeron en saco roto.
Las madres hacen el pan y preparan la leche, los padres machetean el patio y ayudan al mantenimiento del modesto local. En vacaciones, la Provincia aportó 15 mil pesos para compra de materiales con los que la comunidad construyó un corredor para proteger a los chicos en días de lluvia, según contó la directora de la escuela núcleo, Blanca Gómez.
La pintura de la ampliación la hicieron Adriana y una hermana de Buenos Aires, que invirtió sus vacaciones auxiliándola. No cuentan con maestros de áreas especiales “porque ningún docente se anima a venir por el mal camino”, contó una madre.
Sin embargo, una madrina desde Buenos Aires acerca cada tanto libros, material de estudio y otros insumos. La urgencia hoy son seis mesitas para el jardín de infantes.
A puro amor de las jóvenes, a puro compromiso y perseverancia de abnegados colonos, picada San Lorenzo subsiste.