“Decía que mi beba era una cosa, que la iba a matar para hacerme sufrir”

Martes 20 de junio de 2017

Victoria Aguirre (24) lleva 2 años y cinco meses privada de su libertad, acusada de haber dado muerte a su beba Selene, en complicidad con quien entonces era su pareja, Rolando Lovera (32).
En una semana comenzará el juicio por el maltrato y asesinato de la pequeña de 2 años y cuatro meses en un domicilio de Oberá ocurrido el 29 de enero de 2015. La madre será juzgada con la carátula de homicidio agravado por el vínculo, mientras que el hombre afrontará una causa por homicidio simple (Ver: “Fue un femicidio vinculado”).
El Territorio dialogó ayer con Victoria, que espera que llegue el momento de contar su verdad aunque le tiemblen las piernas al imaginar que tendrá cerca una vez más a quien señala como su victimario y autor del crimen de su hija.

Oriunda de Oberá, la joven está alojada en el Unidad Penal 5 de Miguel Lanús en la ciudad capital, y será trasladada a una comisaría de su ciudad natal en pocos días, ya que allí deberá presentarse el 28 de este mes a las 8 en la sede del Tribunal Penal Nº1. Será la primera jornada del juicio en su contra, presidido por los jueces Francisco Aguirre, Lilia Avendaño y Pablo Rivero.
Victoria se esperanza en que cuando su relato sea escuchado se hará justicia. Desde el primer momento, sostuvo que ella y su beba estuvieron cautivas en casa de la familia de Lovera. Que él las golpeaba a ambas y que la amenazaba de muerte si se negaba a tener relaciones sexuales.
Este calvario que ahora recuerda Victoria entre lágrimas duró poco más de una semana, y fue tan cruel como fatal. “Seis meses estuvimos de novio con él (Lovera), sabía que ella tenía problemas de salud y necesitaba cuidados especiales, parecía cariñoso, aunque sólo nos veíamos los fines de semana porque yo estudiaba y él trabajaba”.
Luego, en vacaciones, proyectaron vivir juntos, “yo quería formar una familia, recibirme de maestra, y seguir luchando para que mi hija mejore; yo no sé qué pasó por la cabeza de este hombre, cambió de la noche a la mañana y no pude salvar a Selene, no pude”.

Síndrome de Fahr
Selene tenía una salud delicada desde su nacimiento. Victoria tuvo pérdidas en los últimos meses de embarazo y le explicaron que sufrió de un virus intrahospitalario que afectó al feto. “Mi nena nació como si fuera normal pero tenía la cabecita como para atrás, con mi hermana le llevamos a todos los médicos y a los seis meses tuvo una gripe, mucha fiebre y convulsionó, ahí su salud se puso más frágil, tenía que cuidarla 24 horas, toda mi familia me apoyó para sacar adelante a mi hija”.
Los médicos pensaron primero que era a causa de la toxoplasmosis, después un neurólogo le diagnosticó que tenía calcificación en el cerebro o síndrome de Fahr,  “eran una pelotitas de seis milímetros que le afectaban el lado izquierdo, de los nervios”. Con este resultado, fueron al pediatra, que pronosticó para Selene un año de vida como máximo, “me dijo que no se iba a mover, que no iba a vivir, pero mi niña vivió dos años y medio y estaba controlada de su enfermedad,  no me resigno a no tenerla conmigo y me duele mucho que me señalen como asesina de mi propia hija”.  

La violencia
En este punto, Victoria volvió a la angustiosa semana del 21 al 29 de enero. “Primero estábamos bien con él, pero de a poco le empezó a molestar mi nena, la quería tirar al piso, me golpeó a mí y a ella porque yo no alcanzaba a protegerla con mi cuerpo, en dos oportunidades me pegó patadas en la nuca, y yo hacía un esfuerzo por no desmayarme para no soltar a mi bebé”.
Ni bien comenzó la violencia, Victoria quiso irse, aseguró, “pero él rompió mi teléfono y no me dejaba comunicarme con mi familia, yo le pedía que me deje ir pero él me decía que si yo me iba lo iba a denunciar y que si llegaba a ir preso iba a ser por una razón verdadera, que iba a matarnos”.
“Decía que una sombra le mandaba a golpear a mi hija, que mi beba era una cosa y que la maltrataba, que la iba matar para hacerme sufrir, porque me reclamaba que yo le prestaba más atención a ella y a él le dejaba de lado”.  
Presas de Lovera, Victoria y Selene iban de la casa familiar del hombre a su trabajo en la arenera, mientras la intensidad y la frecuencia de los golpes crecían, narra la mujer que busca fortaleza en una foto y una toalla que pertenecía a su hija y que atesora entre las pocas pertenencias que tiene en la celda. 
Sin embargo, para la madre y su niña la pesadilla todavía no comenzaba. “Lo que pasó los últimos tres días, 27, 28 y 29 de enero fue un horror, él le quemó a mi hija, no sé cómo lo hizo, pero tenía la manito quemada, le pedí que me deje llevarla al hospital”. Cuando fueron al Hospital Samic, la beba fue atendida y le asistieron con suero. “Yo estaba nerviosa porque él tenía un cuchillo escondido, amenazó a la doctora, mi beba tenía moretones, pero nadie hizo nada y nos dejaron ir con él otra vez”.
La chica cavila sobre las numerosas ocasiones en que intentó pedir auxilio, en el miedo que le carcomía los huesos, en los rostros, las voces de las personas que no miraron su pesar. “Una vez que fui a comprar le pedí ayuda a un hombre, que era conocido de mi padre, pero me dijo que en líos de pareja no se metía, en otro momento, la doctora no denunció los moretones que tenía mi hija, tampoco los vecinos llamaron a la Policía cuando escuchaban los gritos de ayuda desde la casa y el llanto de mi nena”.
La última vez que fue al hospital llevaba en brazos a Selene sin vida, había dejado de respirar hacía horas dijeron los médicos y esa vez sí alertaron a la Policía. Lovera dejó el lugar sin que nadie lo notara.
“Le dije (a Lovera) que Selene no respiraba, que nos lleve al hospital, le rogué y me amenazó; me dijo que diga que convulsionó y cayó, eso dije por miedo, después, esposada y en el funeral de mi beba, mi mamá me cuenta que Selene tenía un golpe en la cabeza, una hemorragia interna. Él la golpeó y la mató y me dejó una herida que nunca va a cerrar”, finalizó.
Asimismo, el abogado defensor de Aguirre, Roberto Bondar, dijo que la violencia de género física y psicológica quedó probada.

“Es un caso de femicidio vinculado”

“Estamos ante un caso de femicidio vinculado, donde Victoria es una víctima y ha pasado presa todo este tiempo, acusada de matar a su hija, cuando ella no es culpable de absolutamente nada”, señaló a El Territorio, Fabiana Tuñez, presidenta del Consejo Nacional de Mujeres -organismo rector de las políticas públicas de prevención, sanción y erradicación de la violencia contra las mujeres.
Y añadió: “Sin ninguna duda lo que ha primado en el caso de Victoria, fue el abandono de una Justicia que la juzga por ser mujer, por ser pobre, y que la juzga sin tener ninguna perspectiva de género”.
El Consejo Nacional de Mujeres siguió la causa de Aguirre y presentó una Amicus Curiae, en la que recomienda revisar lo actuado en la etapa de instrucción, plantea la inocencia de Victoria Aguirre y reclama el cambio de carátula para el proceso de Rolando Lovera, “esto no es un homicidio simple, es claramente un femicidio vinculado y la carátula tiene que ser acorde con este delito”, dijo Tuñez. Representantes del Consejo estarán presentes en el Juzgado Penal 1 de Oberá para acompañar a Aguirre. También organizaciones de derechos humanos marcharán en apoyo de la joven.



Silvia Godoy
interior@elterritorio.com.ar