La hija de Márquez ratificó sus sospechas contra el policía

Viernes 21 de abril de 2017

Durante alrededor de tres horas declaró ayer la hija de Olivia Márquez (46), asesinada junto a su concubino Sandro Leiva (40) en el paraje Puerto Rosario, lapso en el cual detalló la relación que mantenían las víctimas con los principales acusados, el cabo de la Policía provincial, Víctor Dlugokinski (32), y su hermano Pablo, éste último prófugo de la Justicia.
Daiana Mouls (20) fue citada por la jueza de Instrucción Uno, Alba Kunzamann de Gauchat, para que brinde una ampliación de la denuncia original que radicó el 31 de marzo pasado ante la Comisaría de Florentino Ameghino, tres días después de la desaparición de su madre y la pareja.
Según lo pudo que averiguar El Territorio, la magistrada participó activamente de la indagatoria y realizó todas las consultas pertinentes.

La joven señaló que es prima de los sospechosos, puesto que su madre era hermana de la progenitora del cabo y su hermano. Además, contó que las víctimas trabajaban en la chacra de  Víctor Dlugokinski y que su madre le comentó que el policía le debía dinero por diversas labores realizadas.
Incluso, mencionó que en las horas posteriores a la desaparición de la pareja se contactó con su primo para preguntarle si no los había visto; a lo que el sujeto, con total frialdad, le respondió que no y que se quede tranquila, que estaba dispuesto a ayudarla.
Además, dio entidad a la versión que indica que el doble homicidio podría haber sido pergeñado para ocultar el parricidio que habría cometido Dlugokinski, ya que el sábado 25 de marzo su padre falleció en un incendio, o al menos eso se pensó en principio.
En consecuencia, la magistrada analiza la posibilidad de exhumar el cuerpo de Ildo Victorino Dlugokinski (58), quien falleció tres días antes de la desaparición de la pareja. En tanto, por el momento la causa está caratulada como “doble homicidio agravado por la condición de funcionario público”.

Testimonio clave
En su declaración, la hija de Márquez manifestó que el lunes 27 de marzo su mamá la visitó en Oberá y le contó que el sábado 25 fueron invitados a almorzar un asado en la casa del policía Dlugokinski, ya que festejaron el cumpleaños de su esposa. En esa instancia aseguró también que el cabo fue hasta la casa de su papá, ubicada en la misma chacra, para invitarlo a comer, pero discutieron y pasaron a las manos, reconoció.
“Ellos (padre e hijo) se llevaban mal porque hace años mi tío Ildo tuvo un accidente de tránsito y cobró un seguro, pero Víctor le pidió prestada la plata y nunca le devolvió. Con ese seguro arregló la casa y compró un auto, mientras que el padre vivía en un rancho. Por eso siempre peleaban”, había precisado anteriormente Diana en diálogo con este diario.
La joven se enteró de la desaparición de su madre el jueves 30 de marzo y al otro día radicó la denuncia en Ameghino. Lo primero que hizo fue dirigirse hasta la casa pero encontró todo abierto y los cascos sobre la mesa.
Por ello, opinó que “salieron un ratito porque seguro que mi primo les llamó para decirles algo y ahí los mataron. El teléfono de mi padrastro estaba en la casa pero no tiene nada, pero desapareció el de mi mamá”.
La desesperada búsqueda tuvo un primer indicio cuando un vecino le comentó que Gendarmería había identificado el Chevrolet Aveo del policía con una moto desarmada en el baúl. Después, otra persona le indicó que vieron restos de la Gilera 110 de su padrastro en el cauce del arroyo Los Toros.

Peligrosos privilegios

Tal como publicó este matutino, el policía Dlugokinski se halla alojado en la seccional Primera de Oberá, donde acondicionaron una celda especialmente para él. Pero aquí no se agotarían los privilegios que ostenta el detenido, puesto que el miércoles fue citado a comparecer ante el Juzgado de Instrucción Uno y llegó sin esposas, lo que contradice el protocolo de seguridad.
La situación sorprendió y preocupó a los empleados del lugar, ya que el sujeto afronta una causa grave y está latente el riesgo de fuga.
De todas formas, los uniformados que lo trasladaron hasta la sede judicial obviaron colocarle las esposas, un privilegio que suelen tener los policías imputados por diversos delitos.
Por otra parte, confirmado que las víctimas fueron ultimadas a escopetazos, se aguarda el resultado de las pericias balísticas. Los perdigones y un plomo encontrados en los cuerpos de las víctimas serán cotejadas con la escopeta que fue hallada enterrada en cercanías de la casa de Dlugokinski, como así también con su arma reglamentaria que estaba guardada en su lugar de trabajo, la finca de Oficiales de Oberá.
El trabajo de los forenses también permitió determinar que al menos dos personas participaron del hecho, ya que además de los perdigones de escopeta hallados, en el cuerpo de la Leiva dieron con el plomo de una bala de grueso calibre, presumiblemente de una pistola 9 milímetros, el arma reglamentaria de la Policía.