“El bullying en las escuelas es el reflejo de una sociedad violenta”

Domingo 4 de septiembre de 2016

“El bullying que sucede cuando un niño maltrata a un compañero de la escuela es el reflejo de una sociedad violenta, porque ese chico replica lo que aprendió del mundo de los adultos y por lo tanto también desde ese lugar deben venir las enseñanzas  para superar estos casos de violencia escolar  cada vez más frecuentes en nuestro país”, explicó a El Territorio la licenciada en psicología Lucrecia Morgan, que preside el Equipo Anti Bullying de Argentina (ABA).
El Equipo Anti Bullying de Argentina está conformado por un grupo de psicólogas especialistas en el abordaje de este tipo de violencia que se da generalmente entre niños y adolescentes de 9 a 15 años en escuelas, clubes y espacios en los que conviven grupos de esas edades.
Al empezar la entrevista, la licenciada Morgan advirtió que “se equivocan los que piensan que el bullying es cosa de chicos y minimizan la cuestión creyendo que entre los mismos niños deben arreglar esos tantos”. Según su visión, “el bullying es un problema serio que afecta a uno de cada cuatro chicos que en la escuela primaria y secundaria le tiene miedo a algún compañero”.

Según la profesional, “es necesario que padres, directivos escolares y docentes tomen conciencia del grado de peligro que existe en este tipo de violencia escolar, no sólo para ayudar a los alumnos a superar ese miedo con el que viven adentro de la escuela, sino también para evitar daños mayores que pueden derivar en casos de tragedias o suicidios como ya ocurrió en nuestro país”. 
Según Morgan, “el bullying necesita la intervención de los adultos para superarlo  y los estudios que se hicieron en esta materia indican que es muy poco probable que la situación de maltrato cambie si no hay mediación de padres, docentes y las autoridades educativas de la institución.”
La especialista destacó que  “la clave está en el trabajo con los adultos, por eso cuando vamos a dictar talleres a los colegios por esta problemática, lo primero que decimos es que no sirve trabajar el tema sólo con los chicos, que es necesario involucrar a  padres y docentes, que deben estar capacitados para saber qué hacer ante estos casos y cómo trabajar para solucionarlos”.

Características del bullying
Para explicar qué es el bullying, la licenciada Morgan dijo que “es fundamental entender de qué estamos hablando porque hoy en día esta palabra está bastante instalada en la sociedad pero muchas veces se la confunde con otro tipo de agresiones”.
En ese sentido, dijo que “el bullying es una categoría específica de la violencia escolar que se da entre pares. Generalmente de un alumno hacia otro o de un grupo de chicos a otro; donde claramente hay una situación de agresión que puede ser física o verbal hacia la víctima”.
Explicó que “esa agresión es persistente en el tiempo, por eso es tan nociva. Porque no es un ataque que comenzó y terminó en un momento determinado, sino que se extiende en el tiempo. Es como el ejemplo de la gota de agua de la tortura china, que termina siendo tan cruel por su sostenimiento a lo largo del tiempo. Por eso, lo terrible del bullying para el niño que lo padece no es tan solo la intensidad del ataque, sino la persistencia en el tiempo, que va erosionando todos sus recursos para defenderse”.
Otra característica del bullying, según la especialista, “es  que siempre implica una relación con desbalance de poder. Es decir que el chico hostigado se siente en inferioridad de condiciones frente a los hostigadores. O porque se encuentra solo, o porque los otros son más, o porque tienen más fuerza. Por diversas razones o motivos, el niño que es víctima se siente con poca o nula capacidad de defensa  para hacer frente a quienes lo maltratan”.
En ese contexto de agresión,  según la licenciada Morgan, “el bullying  genera consecuencias graves a corto y a largo plazo en el niño que lo sufre, porque como no puede controlar la situación se ve desbordado. Inclusive en la edad adulta nos encontramos con gente que sufre ansiedad, depresión y diversos tipos de trastornos como consecuencia de haber sido víctimas de bullying en la edad escolar”.

Los que miran son cómplices
Según explicó Morgan, “otra  características del bullying es que no sólo hay un agresor y una víctima, sino que hay todo un grupo humano que es parte del hostigamiento, ya sea porque alienta a que se concrete la agresión o porque mira y no hace nada para evitarla.”
La especialista describió a esa población como “grupo disfuncional, donde hay una dinámica en la que se provoca la situación del bullying, donde cada uno ocupa un rol: la víctima, el victimario y los espectadores, sean activos o pasivos”.
Luego destacó que “es fundamental el rol de los que miran porque terminan siendo cómplices de esa situación violenta” y en ese sentido explicó que “si ese público toma un rol de defensa hacia la víctima es muy posible que la situación se pueda superar”.
Morgan adujo que “los chicos que miran como un compañero agrede a otro son parte de ese grupo disfuncional y su actitud ya sea de reírse o de avalar la agresión alimenta el flujo de poder hacia el agresor para que esa situación se siga repitiendo. Es decir, el público que observa la agresión como si fuese un espectáculo alimenta ese circuito de violencia. Por eso es fundamental explicar a los chicos que, en materia de violencia, no hay términos medios y no podés mantenerte al margen si la ves. Tenés que frenarla. Si no lo hacés sos parte de esa violencia y la estás  avalando”.

Qué se debe hacer
“Lo primero que hay que hacer en una intervención ante un caso de bullying es contener a la víctima. Hacerle saber que vamos a hacer algo al respecto. Y que se va a trabajar para que la situación de violencia no se repita”, explicó la directora del Equipo Anti Bullying de Argentina.
Luego dijo que también es fundamental “sancionar al agresor, pero no una mera sanción punitiva, sino una sanción educativa que sirva efectivamente para que esa conducta se modifique”.
Y también es fundamental “trabajar con todo el grupo, para que tomen conciencia de lo que están haciendo, para explicar los daños de esa conducta y para generar lazos de solidaridad e inclusión en el grupo”.  
Añadió: “Es necesario que todas las instituciones educativas trabajen en reglamentos escolares que incluyan al bullying como un tipo de violencia propio de la escuela, porque de no ser así, directivos y docentes no saben qué protocolo seguir en estos casos” y advirtió que “es necesario que los reglamentos escolares contemplen  límites precisos sobre lo que no se debe hacer en un  aula, con sanciones ejemplificadoras para el que agrede”.
Seguidamente, destacó que “lo que no hay que hacer es naturalizar la situación porque de esa manera los adultos responsables se convierten también en cómplices  de esa violencia escolar”.
Dijo que “aquel maestro que mira para otro lado cuando ve que hay un alumno que agrede a otro, no está cumpliendo bien su rol de educador. Tampoco el padre o la madre que se ríe o toma a chiste cuando su hijo le cuenta que en la escuela le pusieron tal apodo al compañero por alguna característica física está educando”.

Cuando la violencia llega a Internet

Con la llegada masiva de tecnología a la vida cotidiana, las agresiones que suceden dentro de la escuela se siguen replicando fuera de ella, porque los alumnos en sus hogares siguen conectados a redes sociales en las que cuentan lo sucedido, opinan al respecto y hasta difunden videos de la agresión.
Según la licenciada Morgan, “ese caso de bullying se transforma entonces en ciber bullying porque empieza a circular por internet y esta conducta creció mucho durante los últimos cinco años porque está relacionada con el uso intensivo de tecnología que tienen los niños y los adolescentes”.
En este sentido, la psicóloga explicó que “el ámbito de la virtualidad es un campo a trabajar mucho tanto dentro como fuera de las aulas. Docentes y padres deben involucrarse con la participación de sus hijos en la actividad virtual, porque por más que desde la técnica les cueste entender el funcionamiento, desde los valores es fundamental la mirada de un adulto responsable sobre la actividad de su hijo en la web”.
Seguidamente dijo que “en nuestras capacitaciones siempre destacamos que lo que está mal en la vida cotidiana también está mal en Internet y que es tanto o más dañino agredir a alguien por las redes sociales porque aumenta exponencialmente la cantidad de público ante ese hecho de violencia”.