Esquivó un tiro en un asalto y ahora sus familiares lo llaman “Matrix”

Miércoles 3 de junio de 2009

El tiro le pasó a pocos centímetros de la cabeza y en el oído izquierdo le quedó un zumbido. Cristian Emmanuel Fernández (23), se agachó al ver que el delincuente alzó un arma en el almacén de su madre y la bala terminó en el marco de una ventana. Ese reflejo quizás salvó su vida y además le valió un nuevo seudónimo entre sus familiares: Matrix.
El Territorio dialogó con las víctimas del asalto ocurrido el lunes a las 19.30, Celina Scheer (50) y su hijo Cristian, quienes se mostraron aún asustados pero conscientes de que tienen que tomar precausiones cuando cae el sol, por seguridad.

El local comercial
La despensa Crisol se encuentra en el barrio Aguacates, en calle Ivanowski, a unos 30 metros de la avenida Roca.
El comercio tiene en la fachada puertas y ventanas de lo que en algún momento habría sido un garage y luego está la primera heladera, que también oficia de mostrador para atención al público.
Pequeño es el pasillo, que queda a la derecha del cliente, por el que se entra hacia el centro del local. En ese espacio de 1.50 metros por 1.80 aproximadamente, están las estanterías. En el medio hay una pequeña mesa con una panera.
En este sector estaba Celina y hasta allí entró el ladrón con un arma en la mano.
Más atrás hay otro mostrador con la cortadora de fiambres y para ir a la puerta que comunica a la casa familiar hay que desviarlo, también por la derecha.
En la parte de atrás está una ventana de madera con vidrios pequeños y cortina blanca, donde atravesó la bala calibre 32 disparada por el delincuente.

Cristian, el nuevo Matrix
El primero en hablar con El Territorio fue Cristian, quien según sus familiares ahora lo llaman Matrix, en referencia al personaje principal de la trilogía de ficción, llamado Neo, representado por Keanu Reeves, famoso por desviar los disparos.

¿Cómo te dispararon?
Yo estaba atrás con mi novia y escuché que mi mamá pedía auxilio. Entonces fui rápido hasta el negocio y vi que estaba un hombre con las manos hacia abajo, frente a mi mamá, que estaba al lado de la panera.
Entonces yo llegué a la puerta de atrás y quise entrar para agarrar al delincuente, que estaba frente a mí, pero no vi que tenía un arma.
Pero cuando me iba acercando vi que levantó la mano y me apuntó. Yo me tiré hacia el piso (hacia su derecha) y escuché el disparo. Todavía me retumba el oído del lado izquierdo.

¿Entonces el tiro pasó después que  te agachaste, por arriba tuyo?
Sí, creo que sí. Si me quedaba quieto me atravesaba el cuello.

¿Creés que el ladrón creyó que te hirió?
Sí, para mí que se asustó porque las cosas se le salieron de las manos y se fue. Creo que por eso me disparó.

¿Se fue sin nada en las manos?
Sí, y yo después me levanté y cuando llegué afuera ví que había otro cómplice. Se fueron  en una de esas motos de 110 centímetros cúbicos, seguramente una robada, porque no tenía patente ni nada.

La propietaria del local
Luego fue el turno del diálogo con Celina, quien día a día atiende su almacén del barrio Los Aguacates.

¿Cómo fue el asalto?
Yo ví que pasaron seguramente unas dos veces en moto y después pararon. Seguro que me vieron sola y uno de ellos bajó de la máquina.
Cuando entró sacó el arma, entró detrás del mostrador y me pidió que vaya para atrás.
Yo pensé que si íbamos atrás, no sé para qué, no sé qué quería, se iba a encontrar con mi hijo y su novia y nadie nos iba a poder ayudar.
Entonces cuando me dijo que me quede callada empecé a pedir auxilio y enseguida llegó Cristian para ayudarme.
Pero cuando el ladrón lo vio, le disparó y después se fue corriendo, sin chocar ni la balanza ni los cajones que están en el camino, son muy ágiles.

¿Ahora van a tomar otras medidas de seguridad?
Sí, yo antes tenía abiertas las puertas de par en par hasta las 10 de la noche, pero ahora a las 7 voy a cerrar y que los vecinos golpeen si quieren comprar algo.
Después del diálogo con las víctimas, llegó un niño que saludó con picardía a Cristian y le dijo en tono risueño: “Qué hacés Matrix”. Y al unísono se escucharon las risas de la familia, ya aliviada.


La denuncia policial
Según relató Celina Scheer (50) a la seccional  I de Posadas, el lunes a las 19.30 ingresó al local un hombre, de unos 30 años, que llevaba puesto un casco de motociclista y solicitó cigarrillos.
Luego ingresó al comercio un segundo sujeto, que también llevaba casco puesto. En este momento, el primero de ellos se paró detrás del mostrador, al lado de la mujer, y extrajo un arma de fuego de entre sus prendas de vestir, con la que intimó a la comerciante, exigiéndole que no gritara.
Pero la víctima, asustada, pidió auxilio a su hijo que se hallaba en otra dependencia de la casa.
El hijo, Cristian Emmanuel Fernández (23), acudió al instante y al acercarse le disparon un balazo, que por fortuna no llegó a impactar en ninguna persona, sino en una ventana del inmueble.
Ambos cacos abordaron una motocicleta de 110 centímetros cúbicos y se alejaron del lugar.