Un hallazgo arqueológico frenó la obra del parque industrial en San Ignacio

Jueves 21 de septiembre de 2017

El emplazamiento del parque industrial de San Ignacio frente a las tierras de la comunidad Chapa’í Itatí sobre la ruta 12, kilómetro 1401, generó a principios de agosto, cuando comenzaron las obras de limpieza, un conflicto entre las familias mbya y el municipio.   
En ese momento, los líderes de la aldea se contactaron con las autoridades provinciales en un intento de frenar el avance de las topadoras sobre el monte nativo y por encima de los vestigios de la época prejesuítica y jesuítica dispersos en el lugar.
Incluso en 2016 habían pedido la visita de arqueólogos para analizar las piezas encontradas: fragmentos de cerámica, material lítico y hasta envases de vidrio.

Actualmente, los guaraníes y la comuna llegaron a una tregua mediante la firma de un convenio de trabajo colaborativo que incluye el compromiso del intendente Esteban Romero de parar el desmonte y de preservar el sitio arqueológico como reserva y patrimonio.
El Territorio estuvo ayer en la comunidad donde habitan 45 familias, unas 170 personas con alto porcentaje de niños y jóvenes, algunos enfermos y con discapacidad.
La referente de salud de Chapa´í, Itatí Brizuela, y el secretario del intendente, César Ramírez, indicaron el yacimiento arqueológico, donde profesionales de la Dirección General de Patrimonio Cultural y Museos de la Provincia hicieron una prospección, excavaciones superficiales y recolección de material disperso.
“Encontraron más materiales que incluso llevó la arqueóloga  (Lorena Salvatelli) a Posadas para estudiarlo y poder datarlo. Nosotros pensamos, por indagaciones que hicimos con estudiosos locales, que algunas piezas pueden ser precolombinas. Creemos que este lugar tiene gran valor para la cultura guaraní”, dijo Itatí, que es agente sanitaria y estudiante de la carrera de Historia.   
Para que avance el acuerdo, en la aldea esperan el instrumento legal que proteja el sitio ubicado en un extremo del terreno destinado al parque industrial.
Acerca de esto, adelantó Ramírez que “las obras se paralizaron, nada se va a tocar hasta que el Concejo Deliberante saque una ordenanza que ceda estas tierras a Chapa’í y que las declare reserva, para que no se pueda intervenir. Estas tierras se encuentran como en una olla, están en un extremo del parque y tienen una extensión de una hectárea y media”. Sin embargo, el daño causado por las primeras incursiones en las cinco hectáreas que tendrá el parque industrial es irreparable, ya que se echaron abajo ejemplares de árboles nativos y selva virgen que era el pulmón de los habitantes frente a la contaminación y el ruido de la ruta.
“Cuando la comuna nos informó sobre el proyecto no se midió el impacto ambiental. En esa zona  de monte nativo, que es muy chica porque tiene poco más de una hectárea, teníamos nuestras colmenas, sacamos los remedios naturales, leña y fruta, y mucho de eso quedó arrasado por las máquinas. Estamos conformes con poder dialogar, pero no vamos a permitir que pasen por nuestras tierras y que sigan destruyendo nuestra fuente de alimento y de salud, porque acá nadie tiene para comprar remedios, los medicamentos son naturales, son plantas del monte”, enfatizó la enfermera de la comunidad.
El cacique de la aldea es Damián Rodríguez, pareja de Itatí. La postura de los dirigentes guaraníes es acceder a la propiedad del total de su territorio, que estiman en 160 hectáreas.
“Queremos que se cumpla efectivamente la ley nacional 26.160 del año 2006, que plantea un fondo para ayudar a los pueblos originarios a regularizar la titularidad dominial de la tierra y que garantiza el no despojo ni el desalojo de las tierras de los originarios, algo que no se está cumpliendo en Misiones, donde tenemos más de 100 aldeas”, explicó la mujer.
La comuna logró titularizar a nombre de la comunidad doce hectáreas de tierra y avanzó en la dotación de agua y electricidad. También plantó árboles frutales y cedió los plantines y semillas para la huerta.
“La idea del municipio es poder acordar con las familias. Ahora estamos debatiendo sobre si es mejor o no abrir un camino entre el parque y la aldea, algo que lo tienen que definir los miembros de la comunidad”, dijo Ramírez.

Tesoros de piedra
Itatí es una defensora de la historia y la cultura guaraní, participó del armado de las colecciones en el centro de interpretación de las reducciones y criticó: “Nosotros vemos que mucha gente viene a visitar las reducciones y que se mira el pasado, que es muy admirable, pero no nos integran al presente, no hay una lectura de pasado y presente. Los turistas llegan y se van y no saben que hay 16 comunidades en San Ignacio y que es una cultura viva y que tenemos nuestros propios relatos acerca de cómo fueron los acontecimientos históricos. Los guaraníes en su diversidad de etnias no estamos insertos en el circuito turístico, pese a que nuestra comunidad queda a menos de dos kilómetros de las ruinas”.