Piñero y el olvidado “caso dólares”

Domingo 2 de abril de 2006

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De la misma manera que para entender a un pueblo hay primero que conocer su historia, para comprender por qué el Poder Judicial misionero se encuentra sumergido en una crisis de credibilidad, hay que conocer el pasado de sus integrantes.
El informe de este diario sobre la historia de la politización de la Justicia en Misiones, aparecido hace siete días, fue atacado por el Procurador General Miguel Ángel Piñero, quien en sus declaraciones se defendió alegando que el haber integrado el grupo político que colaboraba con el gobernador Julio Humada en la selección de jueces, después de haber dejado de ser funcionario político, no afecta la independencia del Poder Judicial ni lo hace incurrir en falta alguna. Esto hace recordar que en 1982 cuando los generales del proceso invadieron las islas Malvinas, Jorge Luis Borges dijo: "Los argentinos tenemos la tendencia de huir hacia delante".
El hoy alto funcionario de la justicia misionera tuvo que entrar en un terreno que no le resulta grato, que es el de sus antecedentes judiciales, obviamente que se ocupó de descalificar los procesos penales que tuvo en su pasado, dijo: "En época del proceso yo fui investigado penalmente y la justicia me absolvió, no tengo ningún tipo de antecedentes". Esta frase puede inducir a pensar que el hombre fue un perseguido político y también que se probó su inocencia en el proceso. Pero ocurre que muchas veces los procesos penales donde se investigan delitos, terminan por prescripción, esto es un problema para los procesados, porque si no apelan la decisión nunca van a poder exhibir esa causa como prueba de inocencia, en los hechos que se les imputaban.   
En abril de 1976, el llamado "Caso dólares" no sólo abarcó las páginas de El Territorio, sino que tuvo una importante resonancia en todo el país cuando la agencia de noticias oficial Télam difundió en un cable los pormenores de la causa en la que el joven abogado Piñero era una de las principales estrellas de una historia donde aparecían acusados de estafa y policías corruptos.           
Del relato surge que en abril de 1976, Braulio Manuel Mereles Vargas, un comerciante paraguayo con domicilio en Encarnación, afligido por lo que creía que podía ser una maniobra de estafa en su contra, llegó hasta la delegación de la Policía Federal para contar como un grupo de personas le robó 8.000 dólares.
En la comisaría, Mereles narró los periplos por los que tuvo que pasar para realizar la transacción comercial.
La historia comenzó cuando Gregorio Juañuk, un comerciante posadeño, se mostró interesado en los 8.000 dólares del viajero paraguayo. La negociación no se iba a realizar en el lugar de encuentro.
El relato refiere que Juañuk invitó a Mereles a subir a su auto para trasladarlo al lugar donde se concretaría la operación comercial. A la altura de la intersección de las avenidas López Torres y Bouchardo, dos oficiales de la Policía provincial aparecieron de la nada y ordenaron que el automóvil frenara. 
Si esto hubiera sido la trama de una película, la actuación que brindaron el comisario Manuel Zacarías Caniza y el ayudante José Luis Carbonel hubiese sido digna de un premio Oscar. Ambos policías detuvieron a los dos comerciantes por averiguación de antecedentes y tenencia de divisas extranjeras. Mereles se quedó paralizado del miedo.
Segundos después los dos policías "encontraron" en el piso del automóvil la cartera que contenía el rollo de dólares. Luego, Juañuk ofreció la solución al conflicto,  pidió la intervención de un amigo suyo, el abogado Miguel Ángel Piñero.
Los dos policías y ambos comerciantes se trasladaron a la oficina que tenía en aquel entonces Piñero sobre Colón esquina Sarmiento. Minutos después estaba todo arreglado.
El diligente abogado logró la libertad de ambos detenidos sin que ninguno de ellos hayan siquiera pisado la comisaría. El alma volvió al cuerpo de Mereles. Pero los 8.000 dólares se fueron de sus manos. Al comerciante paraguayo le dieron dos horas para abandonar el país.
Manuel Mereles Vargas sospechó que todo esto se trataba de una perfecta "cama" tendida para despojarlo de los dólares.
Sumamente abatido y sin acatar la orden de volver a Encarnación -porque debía esperar la lancha del día siguiente- Mereles decidió buscar protección en la casa de un amigo que le  aconsejó que denunciara la situación a la Policía Federal.
Minutos después que el comerciante paraguayo contara detalladamente cómo había sido despojado de su dinero, los federales prepararon un operativo para detener a quienes supuestamente habrían armado la estafa e intentar recuperar el dinero.

"Rodeen la comisaría"
De los antecedentes encontrados se pudo reconstruir algunas partes de la historia. La detención de Juañuk, Piñero y los dos policías de la provincia casi termina en una balacera.
El joven abogado fue detenido en la intersección de la calle Sargento Cabral casi Roca. Después los federales fueron tras Juañuk. Una vez en la delegación policial, Piñero decidió contar todo lo que sabía y reconoció que él mismo había escondido en la casa de su padre parte del dinero que pertenecía a Mereles, 1.400 dólares y cinco mil pesos argentinos, era la parte que le había tocado al letrado por sus buenos oficios.
Luego, custodiado por dos policías de la Federal, Piñero fue trasladado hasta la casa de su padre para recoger el dinero que había escondido en el entretecho.         
"En momentos en que un oficial de la Policía Federal ingresaba en la vivienda del abogado, con éste para retirar el dinero que le correspondía del reparto, el doctor Piñero sorprendió al oficial e intentó desarmarlo", señala textualmente un cable de la agencia Télam con fecha del 21 de abril de 1976.
Pero Sixto Piñero, que entró en la escena con una escopeta calibre 16 milímetros en la mano, consiguió lo que su hijo no había podido hacer solo. El oficial de la Federal había quedado desarmado dentro de la casa.
Al ver lo que sucedió, el segundo policía que estaba en el automóvil, decidió ir a buscar refuerzos a la delegación para rescatar al Inspector Dagoberto Nakanishi que había quedado encerrado en la casa de los Piñero.
Juan Sixto, hermano del joven abogado en problemas, por pedido de sus familiares llamó a la comisaría segunda de la Policía provincial, que prestamente detuvo al Federal y aquel día, Piñero, su padre y el machacado oficial inspector de la Policía Federal, Dagoberto Nakanishi, terminaron detenidos bajo la custodia de los policías misioneros.
El jefe de la delegación de la Policía Federal, enterado de que un oficial suyo en comisión había sido detenido, se lanzó al rescate de Nakanishi para llevarse a sus detenidos.      
"El encuentro pudo derivar en un enfrentamiento", indica Télam en su crónica.
Casi toda la delegación de la Policía Federal terminó rodeando la comisaría donde había sido llevado uno de sus camaradas. Tras horas de intensas negociaciones, que en algunos momentos alcanzó niveles críticos, la situación quedó aclarada cuando apareció el juez Juan Carlos Cantero, que en aquel momento se encontraba a cargo del Juzgado Penal Uno.
Tal como lo querían los federales, aquel día el abogado Miguel Ángel Piñero durmió en una celda de la delegación Posadas de la Policía Federal.  
Con el correr de los días y de la instrucción de la causa, Juañuk y su abogado Piñero terminaron detenidos bajo la fría sombra de un calabozo de la Alcaidía de Prevenidos.  El comisario Zacarías Caniza y el oficial ayudante Carbonel fueron alojados en el cuartel de Bomberos, y el suboficial retirado de Gendarmería Sixto Piñero fue trasladado al cuartel de la sección Posadas del Escuadrón 11 de esa fuerza.             
El último párrafo del cable de la agencia oficial de noticias termina de la peor manera. "El doctor Piñero fue apoderado del partido Tercera Posición y estuvo vinculado - en su condición de abogado- a una banda de ladrones de casas de familia, detenida en 1975 y que se confesó autora de robos millonarios, parte de lo cual fue secuestrado en el interior de la vivienda del abogado".
El actual Procurador General estuvo varios meses detenido en la Alcaidía de Prevenidos y fue procesado en las causas Expte.Nº 437/76, 482/76.  Luego de muchos meses fue excarcelado. En la causa federal, la 482/76 logró casi diez años después el sobreseimiento por prescripción de la acción penal. Los policías de la provincia partícipes en el hecho fueron exonerados de la fuerza.

Expediente quemado
El expediente del llamado "Caso dólares" se tramitó en principio en el juzgado Penal Uno, que en ese momento se encontraba a cargo del juez Juan Carlos Cantero, actualmente a cargo del juzgado de Instrucción de San Vicente.
Los problemas de jurisdicción, planteados por la defensa de los implicados, terminaron con la inhibición de Cantero. Fue así como el expediente fue a parar al juzgado Penal 2.
Piñero terminó con dos causas, una abierta en el fuero Federal y la otra en el Provincial. La primera fue por resistencia a la autoridad y lesiones culposas, la segunda por estafa.
En febrero de 1984, Piñero fue sobreseído total y definitivamente "por prescripción de la acción penal" de la causa que se tramitaba en la Justicia Federal, es decir que por inacción de la justicia, los plazos procesales cayeron.   
Hoy los trajines posteriores de la causa provincial siguen siendo un verdadero misterio. El expediente se habría perdido y reconstruido dos veces en los largos laberintos de la Justicia misionera. La tercera pérdida significó la muerte de la causa.
Con el tiempo, aquel joven abogado supo acomodarse con el poder político de turno. Durante los gobiernos de Julio César Humada y de Federico Ramón Puerta, integraba la mesa chica en donde se elegía a jueces y fiscales. Hoy es Procurador General de Justicia y uno de los candidatos a ocupar la presidencia del Superior Tribunal de Justicia.
Esta es parte de la historia de quien hoy se considera candidato natural a engalanar la Corte de los misioneros. Hay que ver qué dicen los abogados, jueces y políticos, si su perfil es el adecuado para mejorar el Superior Tribunal de Justicia, incorporándole una mayor cuota de transparencia e independencia a la vapuleada justicia misionera.

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