¡No tenés más excusas! Ejercicios que podés hacer hasta en la oficina
1. Sentate con la espalda erguida y los hombros relajados.
Respirá profundo. Sostené con la mano izquierda el brazo derecho extendido y presioná el codo hacia el cuerpo llevando el mentón hacia la derecha. Mantené la posición durante 30 segundos y repetí con el otro brazo.
2. Movete chiquita, movete: levantate de la silla.
Sólo necesitás un par de minutos. Con el simple acto de levantarte, ponés en acción la circulación sanguínea. Lo ideal es que lo hagas cada 30 minutos. Andá al baño, asomate a la ventana o, al menos, da una vueltita fugaz alrededor de tu escritorio. Cualquier opción es mejor que quedarte ocho horas jugando a las estatuas.
3. Estirá tu cuello.
Flexioná lentamente tu cabeza hacia adelante y hacia atrás, de lado a lado y mirá hacia la derecha y luego hacia la izquierda. Evitá la famosa “calesita”: a diferencia de lo que se suele creer, girar tu cabeza alrededor del cuello empeora las contracturas y puede dañar tus articulaciones.
4. Basta de encorvarte.
Es muy frecuente que la gente que pasa muchas horas frente a la computadora tienda a encorvarse. Para contrarrestar la mala postura abrí tus manos a lo ancho como si fueras a abrazar a un amigo invisible, girá tus muñecas por fuera (pulgares hacia arriba y después hacia abajo) y llevá los hombros hacia atrás. Es un estiramiento muy útil para abrir el pecho.
5. Panza, pancita.
Contraé tus abdominales y los músculos de los glúteos. Mantenelos así por 20 segundos y luego relajá. Repetí el ejercicio cada diez minutos durante todo el día laboral. O al menos tres veces por jornada.
