domingo 15 de julio de 2018 | 3:00hs.
El caso de los cuatro hermanos obereños que fueron abandonados por sus
padres generó innumerables muestras de solidaridad y una rápida
respuesta oficial, ya que inmediatamente la Vicegobernación de la
Provincia intervino con asistencia y compromiso de seguimiento.
Lo inusual de la situación también despertó críticas y reproches hacia
los padres de Cintya (20), Damián (18), Felipe (15) y Nara (4), quienes
residen en una precaria casa de madera en el barrio Sapucay de Oberá.
Pero nada es casual y menos en una historia con tremendo desenlace.
Progenitores que abandonan a sus hijos para formar nuevas familias, como
quien deja tirada una plantera vieja cuando se muda.
“Yo a mi mamá no le tengo rabia porque ella también sufrió mucho cuando
estaba con mi papá. Él siempre le pegó, le daba palizas tremendas y ella
nunca le denunció porque estaba amenazada. Le pegaba y le decía que si
ella iba a la Policía, él después la iba a matar. Así vivieron años, y a
nosotros también nos pegaba mucho”, reconoció Cintya.
En diálogo con
El Territorio, la joven graficó que su progenitora “quedó
bastante mal por las palizas. Ella tiene un hueco en la cabeza de una
vez que mi papá le pegó demasiado. De ahí no quedó bien. Cuando yo era
chica ella era sana, pero con tantos golpes se enfermó de la cabeza”.
Palizas y secuelas
La joven y sus hermanos varones son muy tímidos, apenas si levantan la
mirada al hablar. Al respecto, Cintya reconoció que tanto su padre como
su madre los maltrataban física y emocionalmente.
Incluso mencionó que su hermano Damián arrastra un cierto grado de retraso madurativo por las palizas que recibió de pequeño.
“Él fue el primer varón y mi papá le pegó mucho, pobrecito. Igual así
hizo la primaria, pero no le dio para seguir estudiando. Igual es guapo,
hace sus changas y ayuda en la casa”, señaló con inocultable tristeza.
Es que la violencia infantil queda grabada como una marca indeleble en la mente y el corazón de las personas.
La sumisión de la madre hacia su concubino era tal que Cintya confirmó algo que en el barrio es un secreto a voces para todos.
“Mi papá tuvo cinco hijos con una hermana de mi mamá. Todavía mientras
que vivía con nosotros, a veces se iba a la casa de mi tía y estaba con
ella. Es algo que da mucha vergüenza, pero todos saben. Mi papá hacía lo
que quería con mi mamá y la hermana”, lamentó.
Para completar un cuadro tan perturbador como anormal, la joven indicó
que sus medio hermanos -y a la vez primos, si vale el término- residen
en una vivienda lindera a la suya.
Un par de alambres separan los patios, pero de uno y otro lado la
pobreza y las carencias son calcadas. La única diferencia es que los
chicos (todos menores) de la otra casa viven con su madre.
Al respecto, Cintya comentó que no tienen relación con sus medio
hermanos, ya que su tía siempre atizó una distancia fundada en los celos
y la bronca.
Las repercusiones
Luego de que El Territorio publicara la historia, la propietaria de una
panadería se comprometió en asistirlos con pan todos los días y varios
particulares organizaron campañas para recolectar donaciones.
Asimismo, desde diversos organismos se contactaron con este medio para
acercar asistencia y analizar la instrumentación de medidas de fondo.
Fuentes de la Municipalidad informaron que mañana iniciarían la
construcción de una vivienda de emergencia que podría acoplarse a la
estructura actual.
“Estamos muy agradecidos con la gente”, subrayó Cintya.
Preocupación por Nara
La madre de los chicos reside en barrio Norte y el papá en el mismo
Sapucay, a poco más de una cuadra de donde viven sus hijos, aunque hace
por lo menos cuatro años que no los visita ni asiste, más allá de que
les entrega el monto que les corresponde por el salario con aportes.
“Nuestro papá se fue hace muchos años con otra mujer y nunca más nos
vino a ver. El único contacto que tenemos con él es porque cobra el
salario por mis dos hermanos más chicos, Felipe y Nara, y todos los
meses Felipe va a buscar esa plata. Esa es la única relación que tenemos
con él y no nos ayuda con nada más”, comentó Cintya.
Sobre su madre, contó que hizo pareja con otro hombre y se llevó a su
hija más chica, pero “ahora está con nosotros". Su madre le dijo que
estaría dispuesta a otorgarle la custodia de Nara.
Por Daniel Villamea Corresponsalía Oberá