Los aliados para reforzar las defensas en otoño
Vitamina C:
Es necesaria para formar colágeno, un componente esencial de las membranas de las células, por lo que la vitamina C contribuye al mantenimiento de las barreras naturales contra las infecciones. Además ayuda a la mejor absorción del hierro entre otras funciones. Lo encontramos en el kiwi, cítricos como limón, naranja, pomelo, mandarina, en el morrón, tomate, berro, coliflor.
Vitamina A:
Se encarga de la protección de la piel, de la visión y ayuda a la formación y al mantenimiento de dientes, tejidos blandos y óseos. Los encontramos en: leches fortificadas, manteca, crema, queso, pescados grasos, hígado, yema de huevo, vegetales de hojas verdes, zapallo, zanahoria, frutas amarillas, etcétera.
Vitamina E:
Cumple funciones relacionadas con la producción de glóbulos rojos y formación de tejidos musculares. Mejora el sistema de defensa y protege al organismo de enfermedades infecciosas, neurológicas y cardiovasculares. Sus alimentos fuente son: aceites de girasol, maíz, canola, oliva, mayonesa, frutas secas, germen de trigo, repollo, tomate, brócoli, entre otros.
Vitamina B:
Son necesarias para la respuesta linfocitaria y la producción de anticuerpos. Las encontramos en el huevo, carnes, vísceras como hígado, riñón, de lácteos, legumbres, frutas secas, algunos vegetales de hoja.
Minerales:
Los fundamentales son zinc, magnesio, selenio, hierro y cobre. En algunos alimentos donde se encuentran estos minerales son: carnes, vísceras, huevo, vegetales de hojas verdes, frutos secos, cereales integrales, legumbres, cacao, salvado de trigo, entre otros.
Ácidos grasos esenciales (omega 3 y omega6):
Los ácidos grasos son clave para la síntesis de hormonas y refuerzan el sistema inmunológico, entre otros beneficios. El omega 3 lo encontramos en frutos secos, semillas de chía y lino, pescados de mar, aceite de soja y canola. El Omega 6 en el aceite de girasol y maíz, poroto de soja, cereales integrales, germen de trigo, frutas secas.
Compuestos azufrados:
Son un grupo de fitoquímicos presentes en ajo, cebolla, puerro y crucíferas. Contribuyen a mantener saludable la función inmune.