“Las ferias se transforman en una gran escuela”

domingo 14 de enero de 2018 | 5:00hs.
“Las ferias se transforman en una gran escuela”
“Las ferias se transforman en una gran escuela”
Las artesanías en cerámica que realiza la posadeña Mariana Alarcón tienen algo en común con los bordados y pinturas de Alicia Libutzki, de Caraguatay, y los juguetes de madera que Pablo Gargano realiza en su taller de Oberá. Todos ellos llevan el sello Hecho en Misiones, una marca colectiva que les otorga un distintivo de calidad que revaloriza su trabajo como emprendedores. 
La iniciativa nació en el 2010 como un programa del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia, que buscaba crear trabajo genuino a partir de la instauración de una feria de expositores. 
Sin embargo, luego de las primeras experiencias, los funcionarios advirtieron que los artesanos y emprendedores locales necesitaban no sólo exhibir sus productos, sino venderlos. 
En ese marco, nació la idea de desarrollar el formato feria-festival. “Hecho en Misiones nació en 2010 como una necesidad de fortalecer y promover el trabajo de los emprendedores. Había productores y artesanos de calidad y había un mercado interesado en esos productos, pero advertimos que había un cuello de botella en la comercialización. Entonces se pensó la feria y lo complementamos con un festival, para ofrecer un mayor atractivo”, relató Mauricio Eduardo Bertolusso, director de comercialización de la Subsecretaría de Coordinación y Promoción Económica y Social, del Ministerio de Desarrollo Social de Misiones. 
En la actualidad, el programa nuclea alrededor de 4.000 emprendedores de toda la provincia que, además de ofrecer sus creaciones en las ferias, tienen acceso a capacitaciones sobre marketing, packaging y ventas. “Nosotros planteamos la necesidad de capacitación, pero el emprendedor debe entender su importancia. La participación en la feria ha llevado a esto, porque al observar cómo vende el feriante de al lado, cómo presenta sus productos y cómo progresa, muchos emprendedores fueron interesándose en las capacitaciones”, señaló Bertolusso.
A esto, se suma el espíritu de camaradería que existe entre los feriantes y la sana competencia que estimula el crecimiento personal. “El sentido de la feria no es solamente la venta. Hay un espíritu que está ligado al orgullo del trabajo propio y a la solidaridad entre feriantes, pero que también los impulsa a salir de sus casas, a relacionarse con otros emprendedores, a viajar al interior para otras ferias, porque hay casos de personas que nunca abandonaron sus municipios y gracias a la feria recorren la provincia; y hasta la necesidad de superación. Hay todo un trasfondo social en el que las ferias se transforman en una gran escuela”, agregó el funcionario. 
Finalmente, Hecho en Misiones también funciona como una marca, un sello, una etiqueta que distingue a un conjunto de productos que han alcanzado cierto grado de calidad, otorgándoles un plusvalor para competir en el mercado. 
Esta marca colectiva representa una meta para aquellos que buscan crecer y mejorar la calidad de sus productos. En ese proceso, el uso del sello también lleva a un rediseño de etiquetas, la realización de una campaña de publicidad y hasta la apertura de nuevos canales de venta, al tiempo que los obliga a mantener ciertos estándares. 
Con el objetivo de hacerle frente a las carencias del mercado laboral, las ferias de Hecho en Misiones terminaron por dar vida a un mercado a cielo abierto que resultó sumamente exitoso. Tal es el caso que, a lo largo de un año, se realizan entre quince y 20 exposiciones en distintos puntos de la provincia. 
En cada edición, participa un promedio de 600 emprendedores, que dependiendo de los productos que fabriquen, pueden llegar a ganar entre 5.000 a 25.000 pesos por fin de semana de evento. 
Asimismo, en fechas como Navidad, Pascuas, Día del Niño, Día de la Madre y Día del Padre, se incrementan las ventas, por lo que los organizadores basan el calendario de ferias en éstas fechas y las de los aniversarios de los pueblos de la tierra roja.  En ese contexto, productores, artesanos y emprendedores encontraron un nicho para ofrecer el fruto de su trabajo tomando el espacio público como epicentro y trampolín para un crecimiento personal cuyos alcances repercuten en el conjunto de la comunidad.

Por Marina Barreyro
sociedad@elterritorio.com.ar