“La inteligencia artificial nos influye menos de lo que pensamos”

viernes 15 de junio de 2018 | 7:00hs.
“La inteligencia artificial nos influye menos de lo que pensamos”
“La inteligencia artificial nos influye menos de lo que pensamos”
Ayer arrancó el Congreso Argentino de Tecnología en Educación y Educación en Tecnología, del evento que se desarrolla hasta hoy en el Campus de la Unam. Participan más de 400 estudiantes de carreras afines a la temática de todo el país y además llegaron ponentes de diversas universidades de Argentina. El encargado de la apertura fue José Olivas Varela, docente de la Universidad de Castilla (España) y doctor en Ingeniería Informática. En su alocución expuso sobre los mitos y retos que existen en la tecnología actual, sobre todo enfocados en el aprovechamiento de los datos masivos que genera hoy día la sociedad, contextualizados en la educación. Antes de hablar con los estudiantes y docentes, charló con El Territorio.

¿Cuáles son esos mitos?
Hay muchos, por lo pronto para mí el principal es que la sociedad percibe que la tecnología permite hacer más cosas de lo que realmente hace. Ese es el principal mito, es decir, creo que la sociedad en general piensa que todo se puede predecir, que los datos lo permiten todo y yo soy muy crítico con eso. Creo que los datos se están guardando, se están usando para determinadas cosas, pero que no se sabe muy bien cómo usarlos. No se tiene en claro para qué, es decir que no hay un aprovechamiento inteligente de los datos masivos que hay. Y además hay otras aristas, otros matices que tiene la educación, que es en sí el uso de las tecnologías en la educación. 

¿Esos datos por qué no se usan?
Porque no se sabe, no es trivial. Hay gente que parece que teniendo datos de terremotos, ya es trivial predecir un terremoto. ¿Por qué se equivocan tanto los análisis de datos? Porque somos humanos, entonces creo que hay una percepción de Gran Hermano en la sociedad, una idea de que desde arriba alguien o algo tiene acceso a los datos y lo puede controlar todo. Eso es erróneo absolutamente, porque los humanos nos autoadecuamos, nos autodefendemos, es decir, no vamos a dejar que ningún sistema computacional o inteligente sea capaz de dominarnos o entendernos, entonces creo que ese es el principal mito y de ese derivan todos los demás.
¿Y las grandes empresas de comunicación e información para qué usan los datos de sus usuarios?
Para lo que pueden, pero también es un mito eso. Yo conozco muy bien las tripas de Google porque he trabajado con ellos y varios de mis alumnos trabajan allí, he hecho mi postdoctorado en Sillicon Valley, en Berkeley, y hacen lo que pueden, pero tienen los mismos problemas. Lo que pasa es que son un poco mejores, tienen mejores ingenieros y logran sacar alguna cosa más.

¿Para qué se almacenan datos si no hay capacidad de proceso?
Por si acaso. Todos esperan que se saquen milagros con ellos, pero creo que se hacen pocos milagros. De momento nos está superando la capacidad de almacenamiento de datos a la capacidad de almacenar. Se están haciendo intentos, pero estamos en una época de perplejidad, estamos superados por el fenómeno tecnológico. 

¿Cómo influye en nuestras vidas la inteligencia artificial?
La inteligencia artificial influye en algo en nuestras vidas, pero menos de lo que pensamos. Tenemos un poco de inteligencia artificial en los vehículos, pero soy muy crítico en llamar a algo ‘inteligencia artificial’ porque, por ejemplo, que las persianas de la casa se abran a determinada hora por un sistema domótico es algo sofisticado, pero de ahí a llamarlo inteligente… Para mí inteligente es la capacidad de adaptación de una persona ante un problema familiar. Para mí es inteligente el adaptarse a una situación nueva rápido. 

¿Cuál es el principal reto de la inteligencia artificial?
El principal reto de la inteligencia artificial, que está muy lejos de conseguirse, es la comprensión del lenguaje humano. Que una máquina sea capaz de entender es medio utopía porque cuando las máquinas van avanzando en la comprensión de las cosas, los humanos nos distanciamos. No me sentiría cómodo si una máquina entendiese todo lo que estamos diciendo. Cambiaríamos el lenguaje, inventariamos gestos para que las máquinas no nos entiendan. ¿A ti te gustaría que una máquina te entendiera todo? A mí me daría miedo. 

Por Esteban Bueseck
interior@elterritorio.com.ar