La bala en el cuerpo de Sotelo no salió de un arma reglamentaria

El resultado de la segunda autopsia practicada al cadáver de Franco Sotelo (24) terminó siendo consecuente con la denuncia penal que radicó su madre el jueves a la mañana, después de detectar orificios compatibles con heridas de bala, en pleno velorio.
Es que del cadáver de su hijo, un equipo compuesto por los más experimentados peritos forenses de esta provincia extrajo un proyectil calibre 22 que tenía alojado en el área lumbar.
El detalle del informe preliminar, que está en manos del titular del Juzgado de Instrucción Uno, Marcelo Cardozo, hace referencia a que ingresó por la zona perianal (cercana al recto) y quedó alojada en la última costilla próxima a la columna, que es una herida reciente y el arma de la que salió fue disparada a corta distancia.
En ese punto, ahora aparece como tarea -fundamental y en lo inmediato- determinar si el acusado de haber raptado, golpeado y violado a una niña de 6 años en Pozo Azul fue herido en medio de un episodio con un presunto sereno que en las últimas horas apareció en escena a instancias de algunos testimonios recogidos en el área donde se había concentrado la búsqueda.
Además, determinar el calibre del proyectil alojado en el cuerpo de Sotelo también sirvió para delinear caminos de la investigación, más aún teniendo en cuenta que no es compatible con los calibres que utilizan las fuerzas de seguridad,  generalmente de 9 milímetros.
Por su parte, en cuanto al orificio de entrada y salida que tiene en el codo izquierdo, existen disidencias marcadas. El elemento que lo produjo aún se desconoce pero sería compatible con un balazo, de acuerdo a los forenses, y las diferencias, en principio, se dan debido a la magnitud y al grosor de la herida.
Sobre este punto, también se mencionó la posibilidad de que la herida haya sido provocada por un hierro u otro elemento que se desprendió del camión, pero para confirmar que no fue un disparo el magistrado ordenó la realización de una pericia química con la que, en caso contrario, saltarían vestigios de pólvora. El resultado se conocería recién la semana próxima.
Por último, de acuerdo a fuentes consultadas, al forense a cargo de la primera autopsia, que no informó sobre que el cuerpo tenía un proyectil en la zona lumbar y orificios en el codo, podría caberle una imputación por incumplimiento de sus deberes de funcionario público o, en todo caso, una sanción administrativa.
En relación al calibre de la bala que tiene en la espalda, en las últimas horas surgió la posibilidad de que un presunto sereno del bailable ex 622 de Garupá le haya disparado, al detectar movimientos extraños de Sotelo en su área de custodia.
Este hombre -creen- se habría topado con el fugitivo cuando éste pretendía ingresar a su propiedad y, en ese contexto, suponen que disparó.
Una comitiva de la Secretaría de Apoyo para Investigaciones Complejas (Saic) buscó ayer, desde temprano y en esa zona, algún testimonio que pueda darle entidad a esa hipótesis. Se trataría de la misma persona que el lunes alertó a los uniformados sobre la presencia de Sotelo, aunque -según fuentes consultadas- en ese marco nunca hizo referencia a haber efectuado disparos, por lo que hasta ahora es una mera posibilidad.
Mas allá de eso, los detectives buscan también identificar a la mujer que dice haber visto al prófugo correr y a un grupo de policías disparándole desde atrás, minutos previos a su deceso sobre la autovía de la ruta nacional, cuyo audio se viralizó y fue presentado como prueba en la denuncia que hizo la madre del fallecido ante la fiscal penal Amalia Benedicta Spinnato.

Por Cristian Valdez
fojacero@elterritorio.com.ar