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“Hay que recuperar el optimismo pedagógico en el rol de la escuela”

miércoles 23 de mayo de 2018 | 5:00hs.
“Hay que recuperar el optimismo pedagógico en el rol de la escuela”
Narvaja es docente e investigador.
Narvaja es docente e investigador.
Pablo Narvaja, especialista en educación, disertará mañana en lo que será el encuentro inaugural de este año del ciclo Café Científico Posadas, un espacio de reflexión y divulgación de conocimiento. 
En formato de charla-debate, el investigador desandará el sistema educativo argentino a la luz de los números de las evaluaciones de calidad, de las políticas para el sector y también desde una perspectiva histórica, adelantó en una entrevista telefónica con El Territorio. 
La finalidad es cuestionar todo lo que se da por sentado sobre la escuela y el proceso de enseñanza-aprendizaje. 
“¿Queremos ser Finlandia? ¿Somos un desastre realmente en materia educativa? ¿copiar una receta es la solución? ¿la calidad educativa sólo se mide evaluando? ¿estamos en crisis?”, son algunos de los interrogantes que plantea para pensar la escuela de hoy con una mirada optimista y superadora. 

¿Es necesario que seamos Finlandia para que los estudiantes aprendan?
Es un disparador para pensar la realidad de la educación en nuestro país y para invitar a todos a estar presentes en el Café Científico, pero yo no sostengo ese deseo, no somos Finlandia y no podemos serlo por un sinnúmero de razones: de cultura, de historia, de condiciones geográficas, económicas, entre otras. Estas razones nos hacen muy diferentes y deberíamos pensar por qué quisiéramos ser Finlandia, por qué se repite esta idea una y otra vez.
Quizás porque les va bien en las evaluaciones internacionales Pisa, aunque en los últimos años desde ese país reconocen haber caído un poco. Los finlandeses -como nosotros- piensan que tienen que seguir mejorando. Ahora, antes de querer ser Finlandia para ocupar los primeros puestos del ranking de Pisa, pensemos qué nos dicen estas evaluaciones que se toman a estudiantes de 15 años de muchos países, pero no se tiene en cuenta las distintas organizaciones de los sistemas educativos.
Más allá de estas observaciones, siempre es bueno tener una lectura de cómo vamos en educación y no cerrarnos a nuevos aportes, pero la evaluación, cualquiera sea, no es el único parámetro. Pienso que debemos trabajar en nuestra autoestima como pueblo, porque tenemos un largo recorrido en educación.

¿Cómo esbozaría una escuela con impronta propia? 
Se suele sostener que la escuela argentina está en crisis, pero en el transitar por el siglo XXI, muchos países con modelos educativos que se consideran exitosos también se preguntan por el rol de la escuela. 
Pareciera que lo que viene es  adecuar contenidos o incorporar algunos elementos como la informática, pero la raíz de los problemas está en un nivel de mayor profundidad, como los cambios que genera un mayor acceso a la información por parte de los alumnos y de la mano de la tecnología.
Hay que ver cómo procesa la escuela estos cambios. Desde la política y desde las instituciones deben preguntarse qué se debe aprender hoy en las aulas, cuando el conocimientos es tan accesible y masivo a través del teléfono celular, que es el aparato tecnológico más difundido.

¿Cuál sería su propuesta?
Yo me planteo si acceder a la información alcanza para tener un sistema de conocimiento que nos permita comprender la realidad, y sin duda que no, porque hay habilidades del pensamiento que la escuela debiera enseñar casi como prioritariamente, y esa es la tarea del docente.
Estas habilidades cognitivas se deben enseñar con un contenido, pero son procesos más complejos que un tema.  
Frente a esta demanda, tenemos una escuela hoy que en muchos aspectos sigue siendo del siglo XIX, desde el pupitre que dispone el espacio físico para un tipo de estudiante y de docente hasta la organización del tiempo escolar, que se centra en la institución y no el tiempo que requiere el estudiante para aprender. Pero esto no lo cambia un docente, estos cambios deben ser una decisión política. 

¿Qué diagnóstico hace del sistema escolar actual?
Nuestra escuela primaria tiene grandes aportes, que podrían compararse con las experiencias de otros países, nuestros maestros conocen a sus alumnos, trabajan con ellos, sí es más crítica la situación de las secundarias, donde las condiciones de trabajo de los docentes hace prácticamente imposible atender individualmente a los alumnos.
La educación secundaria está más centrada en el conocimiento que hay que transmitir que en los aprendizajes que se produzcan, entonces tenemos ahí cierto choque entre lo que los docentes saben que hay que hacer y las posibilidades que tienen efectivamente de hacerlo. Esta situación exige a los decisores de políticas que no reproduzcan esquemas anteriores o esquemas que han demostrado no funcionar. Un sistema construido desde el diálogo con la comunidad y en vinculación con el contexto sería una buena iniciativa. Y allí el sistema de Finlandia podría aportarnos buenos ejemplos en el respeto por el tiempo de aprender de los alumnos, en la seguridad en el rol docente y la incorporación de contenidos regionales o específicos de cada lugar. 
La secundaria fue muy criticada por los números del Aprender, ¿qué lectura hace de estos resultados?
La prueba Aprender nos dice que tenemos que mejorar, pero también es cierto que la estadística sola, sin la interpretación en contexto, genera déficit para diseñar desde la política, estrategias de intervención eficaces. 
Sostengo que debe ponderarse bien el desempeño de las escuelas, hay escuelas que hacen maravillas con los estudiantes y pueden ser escuelas que funcionan en un medio no tan favorecido. Por consecuencia de la injusticia social, hay chicos que llegan muy pobres culturalmente y en la escuela hacen un gran avance, pero todavía siguen por debajo de la media, y no podemos decir que sea una mala escuela si logró un gran avance. 
A la vez, hay escuelas por encima de la media que tienen estudiantes con un gran intercambio cultural y de conocimiento, entonces queda la pregunta ‘¿es mérito de la escuela o mérito de las familias que mandan al chico a profesor particular, a otros espacios de socialización?’.  
Hay que recuperar el optimismo pedagógico en el rol social de la escuela.  Que la escuela puede desarrollar lo que el entorno no le dio al niño. Interpretar los números en contexto permite revalorizar estas experiencias. 

Por Silvia Godoy
interior@elterritorio.com.ar

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