Grandes y chicos se animan a jugar con el arte

Entre personas de cuello largo  ojos achinados y nariz palito, elefantes al mejor estilo de El Principito y perros que parecen inspirados en Keith Haring, pero con mucha más vida, niños, adolescentes y adultos se prestan a redescubrir el arte de la mano del juego.

 Alumnos de 3° y 5° grado de la Escuela 912 Juan Pablo II, de Posadas, por ejemplo, fueron ayer unos de los primeros visitantes que, emocionados, pintaron, recortaron, tocaron todo y tuvieron un día diferente bajo la atenta mirada de su maestra Silvia, quien consideró una opción excelente poder cambiar el aula por este “mundo de colores”.

Abrir la educación
El Juego de Milo se gestó en Barrilete, Museo de los Niños de Córdoba como una de sus tantas muestras de exploración creativa y ya visitó numerosas ciudades del país, desde 2015. Así como lo hicieron con El Mundo según Mafalda, Una Muestra Macanuda de Liniers, María Elena Walsh para todos o La Fábrica de Fantasías de Pablo Bernasconi, Barrilete trabajó en conjunto con el Centro de Arte del Parque del Conocimiento para instalar la exhibición en la tierra colorada.

En esa línea, desde el museo cordobés, Sabina Villagra explicó que si bien cada apertura es una “prueba de fuego porque siempre hay una expectativa con idiosincrasias diferentes, vemos que se disfruta muchísimo”. Además, entendió, “hay un lenguaje simple, muy accesible a todos y son espacios muy amigables que ayudan a que un adulto se tire a jugar y que se involucre en el juego”.

Trabajando desde hace más de 20 años con niños y familias, Barrilete tiene como misión combinar aprendizaje y juego. Así, Villagra detalló: “Buscamos siempre que los chicos puedan conocer distintas estéticas. Abrir el panorama y que los chicos tengan muchas opciones, que puedan elegir ya con elementos en mano. Que conozcan otras formas de dibujar, de expresarse”.

En coincidencia, Carolina Allarague, directora del Centro de Arte del Parque del Conocimiento, alegó: “Educar a través del juego para nosotros es lo fundamental y para transmitir, el arte es una herramienta sin igual. Lo dice la propuesta y cada rincón de este espacio interactivo para jugar y aprender jugando”. A su vez, estimó que  “necesitamos un poco la frescura, los colores y la simplicidad del arte de Milo en esta época sensible”. “Milo ve todo desde otra óptica, desde lo sencillo y desde cómo es feliz cada uno. Eso es lo que queremos que sea cada niño y cada familia que viene. Que interprete el arte y lo viva de la forma que lo haga feliz”, puntualizó.

Un artista regional
Milo Lockett nació en 1967 en Resistencia, Chaco. Hasta 2001 era industrial textil, pero la crisis lo obligó a reinventarse, y casi de casualidad se sumergió en el mundo del arte. En 2004 le otorgaron la Beca Trama en Posadas, donde expuso en una muestra colectiva. Luego recibió la Beca Antorchas en Resistencia y finalmente desembarcó en el Centro Cultural Borges de Buenos Aires. Hoy es uno de los artistas contemporáneos más importantes del país, con récord de ventas en las ediciones de ArteBa. Tiene su galería propia en Palermo y personalizó bares en distintas ciudades. Interviene todo tipo de objetos, democratizando el arte y sus simples trazos puedes apreciarse en  latas de café, ropa, murales, libros y esculturas urbanas.

La particularidad de sus ilustraciones, el diálogo con el espectador y la calidez de su puesta, se meten ahora dentro de los hogares misioneros como una propuesta familiar para dejarse llevar por lo lúdico en un mundo que parece de ensueño pero que populariza y desmitifica el arte con conceptos reales.