“Era como un ventarrón, tipo un anillo negro del que salía fuego”

martes 19 de junio de 2018 | 7:00hs.
“Era como un ventarrón, tipo un anillo negro del que salía fuego”
“Era como un ventarrón, tipo un anillo negro del que salía fuego”
Por primera vez en varios días, ayer el clima se prestó para sacar las sillas al patio y sentarse un rato afuera, después del viento Norte que precedió al desastre y el intenso frío de los días posteriores.

Hoy se cumple una semana del tornado que azotó Colonia Yapeyú, municipio de Guaraní, con un saldo de una persona fallecida, una veintena de viviendas y dos escuelas destruidas, además de cuantiosos daños en el sector primario, ya que arrasó plantaciones y árboles. 

En tanto, la mayoría de las familias afectadas aguardan la asistencia comprometida por las autoridades de gobierno para reparar los daños materiales, ya que hasta el momento sólo recibieron chapas para volver a techar sus casas, mientras persisten daños estructurales.

Quienes no volverán jamás a Colonia Yapeyú son Verónica Vargas (35) y sus tres hijos, protagonistas del capítulo más terrible del paso del tornado.

Se trata de la viuda y los huérfanos de Juan Carlos Lester (40), quien falleció a consecuencia del desplome de una pared de la casa que habitaba con su familia.
La mujer sufrió una fractura en el pie derecho y permaneció dos días internada debido a complicaciones con la diabetes que padece, mientras que sus hijos resultaron ilesos.

“Nosotros estábamos en Yapeyú cuidando una chacra por unos días nomás y el martes pasado teníamos que volver para acá (a Villa Industrial) porque el patrón de mi marido ya volvía de Posadas. Fue una desgracia del destino que justo el último día vino el tornado y murió mi marido”, reflexionó Vargas, en la primera entrevista que brindó después del desastre. 

Anillo negro y fuego
Ayer, en diálogo con En Territorio, la mujer detalló los instantes previos al impacto del tornado, el escaso margen que tuvieron para escapar y el gesto heroico de su marido, que volvió a la casa porque pensó que su hijo no había podido salir.

Todavía conmovida por la tragedia, Vargas comentó que “fue todo muy de golpe, sorpresivo. Era eso de las 6 cuando nos despertó el ruido de una ventana que golpeaba, y ahí nomás el techo se empezó a mover. Como que toda la casa se sacudía”.

“Miramos afuera y era como un ventarrón, tipo un anillo negro del que salía fuego. La casa se venía abajo, pero salimos y era peor. Entramos otra vez mi marido se puso a orar. El techo empezó a volar y salimos otra vez; pero mi marido gritó dónde está el gurí y volvió para la casa. Entró a la pieza y ahí la pared se derrumbó sobre él”, recordó en detalle.

Sus hijos la observaban atentamente y la consolaban durante la charla: “Tranquila mami, ya pasó”, le dijo Betiana, que con sólo 14 años tuvo que madurar de golpe. Los chicos saben que su mamá padece diabetes y que su estado anímico influye en dicha patología.

Un héroe
Según Vargas, todo transcurrió en “pocos segundos, fue muy rápido. Los chicos y yo nos agarramos de un árbol de paraíso para para que no nos levante el viento; si no, moríamos todos. Fue como estar en una película. Paró de golpe y siguió la lluvia. Cortó la luz, era todo oscuro y le empezamos a llamar a mi marido, pero no contestaba. Ahí mi hijo entró a la casa y lo encontró. Ya estaba muerto”.

El recuerdo de la tragedia nubló su rostro, pero enseguida mencionó que tiene que ser fuerte por sus hijos y ponderó el gesto de su marido. “Él murió pensando en los hijos y para nosotros es un héroe. Ayer (por el domingo) pasamos el día del padre más triste, pero siempre lo vamos a recordar con todo el amor del mundo”, remarcó.

Sobre el futuro, dijo que pretende que sus hijos sigan estudiando y en lo inmediato solicitó ayuda para reparar su casa, en Villa Industrial, que si bien no fue alcanzada por el tornado es precaria y las necesidades saltan a la vista.

“Cualquier ayuda es bienvenida. Mi marido trabajaba en negro, pero con lo que ganaba mantenía a su familia. Era un hombre muy bueno, creyente y trabajador. A veces uno no entiende por qué pasan las cosas”, dijo con la mirada triste. 

El tornado se cobró su segunda víctima fatal 

Al desastre que dejó el fatal tornado, el último sábado se sumó una segunda víctima fatal, al decir de los propios habitantes de la zona tras el deceso de Miriam Hoffman (38). La mujer era madre de tres pequeños y falleció de un repentino infarto. Hoffman, su esposo Oscar Studinski y sus pequeños residían en una propiedad sobre ruta nacional 14, justo en el límite entre Villa Industrial y Colonia Yapeyú, y fueron afectados por el tornado de la semana pasada.
Por los rastros que hay en la zona, el tornado inició su recorrido en inmediaciones de la propiedad de Hoffman y avanzó hacia Yapeyú. La casa, de material, sufrió la voladura total del techo y daños en la estructura, con el perjuicio que ello implica para los muebles y objetos de valor.

El galpón quedó reducido a tablas en el suelo y el vehículo de la familia sufrió graves daños. En ese contexto, si bien los integrantes de la familia resultaron ilesos, allegados comentaron que la señora estaba muy angustiada por todo lo vivido y eso habría incidido en su salud. 

“El viernes los llevó al Caps de Villa Industrial porque tenían mucha tos. Ella tenía un derrame en un ojo y la derivaron al oftalmólogo, en Oberá, pero no llegó a la consulta. Se murió por tanta angustia”, comentaron. Antes del fallecimiento de su mujer, Studinski estuvo trabajando para volver a techar su casa, pero la obra quedó inconclusa por el deceso del sábado. 


Por Daniel Villamea
interior@elterritorio.com.ar