sábado 14 de julio de 2018 | 8:00hs.
La conducta del sargento de la Policía de Misiones Emanuel Esteban S.
(32), acusado de matar al ex convicto Arnaldo Alejandro Amarilla (33) en
el barrio A 3-2 de Posadas, está siendo analizada por el titular del
Juzgado de Instrucción Seis, Ricardo Balor, quien lo imputó el delito de
homicidio agravado para mantenerlo en prisión mientras se investiga el
crimen.
Pero, fuera del ámbito judicial, el proceder diario del uniformado como
parte de la fuerza de seguridad también está en el centro de las
críticas desde hace bastante tiempo. La misma madre del fallecido
denunció que lo escuchó decir “que se iba a encargar de él cuando en
algún momento iba a encontrarlo sólo”, por lo que sostiene con
vehemencia que los proyectiles antidisturbios que salieron de la
escopeta policial con postas de goma y plomo no fueron disparados de
manera accidental, sino intencional.
Su hipótesis fue coincidente con el relato de otros habitantes del
complejo habitacional que plantearon sus acusaciones hacia el efectivo, a
quien calificaron de “soberbio, prepotente, siempre se quería llevar a
todos por delante”, entre otros epítetos irreproducibles.
Y eso, finalmente, se sostuvo con el testimonio de un hombre que asegura
haber sido baleado por el mismo uniformado en un procedimiento
supuestamente irregular desarrollado a mediados de agosto del año
pasado, episodio que derivó en una denuncia penal concretada en la sede
fiscal pero que no habría tenido el consecuente correlato investigativo
judicial.
El denunciante se llama Esteban Miranda, su apodo es ‘Ketón’ y es
conocido en el ambiente policial porque estuvo detenido varias veces por
su presunta relación con varios delitos cometidos en Posadas.
El Territorio dialogó con el hombre en forma exclusiva, confirmando la
información que deja al sargento sospechoso en una posición más que
comprometida: “En ese momento yo vivía con mi abuela y mi tía cerca de
donde mataron a mi amigo (por Amarilla), en el A 3-2. Estábamos tomando
algo hasta que apareció un móvil de la Seccional Décima con tres
policías (a los que identificó) y el sargento ese que está preso ahora
me pegó un balazo con el arma reglamentaria. El muro de la casa era
bajito, me pegó el balazo en el brazo, pero quedó así a pesar de que le
hice denuncias en la fiscalía. Parece que la doblaron y tiraron en el
cesto de basura, pero pienso que si actuaban a tiempo con este tipo no
íbamos a tener que lamentar la muerte de una persona, porque sea lo que
sea, ante todo es una persona”, manifestó.
Sobre ese episodio, recordó que “estábamos tomando, sí, pero qué tiene
de malo eso. No maté, no robé, no violé para que me haga eso. Encima me
disparó frente a muchos vecinos que estaban afuera y vieron como fue
todo, son testigos también. Después, él (por el acusado) se fue en el
patrullero como si nada y uno que era jefe de la Comisaría Décima me
mandó a buscar diciendo que quería hablar conmigo, le dije que no tenía
nada que hablar por lo que si quería que me busquen en la casa de mi
abuela y nunca apareció nadie, ni siquiera a preguntar si necesitaba un
remedio”.
“Yo denuncié en fiscalía, pero eso les enojó más aún y me perseguían.
Entiendo que nada pasó porque el policía ese seguía trabajando. Mirá lo
que hizo ahora y yo sigo con las marcas del balazo en el brazo”, cerró
“Era maldito”
Miranda (quien estuvo detenido por el asesinato del ingeniero Pauluk,
causa de la cual fue sobreseído) manifestó que conoce al sargento de sus
estadías en prisión y, al referirse a su personalidad, coincidió con el
resto de los declarantes. “Era maldito hasta con las mujeres. Yo veía
cuando estuve detenido cómo siempre fue violento, golpeador y
provalecido. En la calle se comportaba así, tanto que en su guardia no
se podía estar en la vereda porque sin mediar palabras te disparaba o te
golpeaba”.
“No puedo creer lo que hizo con Amarilla, que hizo lo que hizo pero
pagó, y el otro no tiene el derecho de quitarle la vida. Son todos
provalecidos, como los policías que mataron al albañil Guirula y si le
largan va a hacer lo mismo porque son porquerías”, remarcó.
El entrevistado dijo estar dispuesto a declarar si es citado para
brindar su testimonio sobre el episodio que describió. “Yo me solidarizo
con la familia de Nano, si ellos me piden voy a apoyar todo lo que
decidan hacer porque aunque quieran dibujar, fue un asesinato cometido
por un policía”.
Momento de testimoniales
Amarilla fue asesinado el 1 de julio, a la madrugada. Por el crimen,
además del sargento Emanuel Esteban S. (32) está detenido el suboficial
David Salomón V. (30), acusado por el delito de encubrimiento.
La investigación ingresó ahora a la etapa de testimoniales, de acuerdo a
lo referido por las fuentes judiciales.
Esta semana le tocó al padre del fallecido, Roberto Fariña, y al hombre
que fue testigo de las pericias que se hicieron en el interior de la
vivienda, más precisamente donde yacía el cuerpo. La semana que viene
será el turno de Celso (hermano de la víctima) quien lo encontró sin
vida. De esa forma pasarán otros testigos por la sede del juzgado Seis.
Cabe aclarar que en la instancia indagatoria, el menor de los acusados
contó los detalles del procedimiento que terminó con la vida de
Amarilla, pero aclaró que el sargento disparó el arma sin que existiera
una orden para hacerlo. Su abogado defensor solicitó la excarcelación
que al cierre de esta edición estaba siendo analizada por el magistrado
Ricardo Balor.
Las pericias balísticas habrían detectado que entre postas de goma había
también de plomo.