El regreso de Bruno Stagnaro a las pantallas de la televisión argentina

domingo 13 de agosto de 2017 | 6:00hs.
Bruno Stagnaro, el director.
Bruno Stagnaro, el director.
Bruno Stagnaro, el reconocido director de Pizza, birra, faso y Okupas que retoma la labor detrás de cámara en la televisión, con la serie Un gallo para Esculapio, que se estrenará el martes próximo por TNT y el miércoles por Telefe, afirmó que considera que el programa "se emparenta mucho más a lo que es el cine que a la tele".
La serie, con producción de Underground, TNT, Telefe y la productora de Stagnaro Boga Bogagna, y el apoyo del Incaa, consta de nueve episodios grabados durante cuatro meses en 85 escenarios reales, con más de 500 extras y filmado en calidad cinematográfica.
Un gallo... podrá verse desde el martes a las 22 con un capítulo doble estreno en TNT, y al día siguiente a las 23.15 por Telefe, y desde el jueves estará subida la temporada íntegra on demand por Cablevisión Flow.
La historia presenta el viaje tanto físico como vital de Nelson (Peter Lanzani), un humilde muchacho de Misiones que llega a Buenos Aires a traerle un gallo de pelea a su hermano, aunque al llegar no lo encuentra y emprende una búsqueda que lo lleva hasta el seno de la organización criminal de Chelo Esculapio (Luis Brandoni), quien tras la fachada de un lavadero de autos dirige en realidad una peligrosa banda de piratas del asfalto y un antro clandestino de riñas de gallos.
Desde la sucia, multiétnica y eléctrica Liniers hasta los humildes barrios del oeste del Conurbano profundo, Nelson buscará ganarse la confianza del capo hasta conocer la verdad que se oculta detrás de la desaparición de su hermano.
El elenco se completa con Luis Luque, Eleonora Wexler, Julieta Ortega, Andrea Rincón y Ariel Staltari (quien también coescribió el guión junto a Stagnaro), entre otros.
Stagnaro habla acerca de la génesis de la serie, su metodología de trabajo, entre otras cuestiones.

¿Qué estuviste haciendo estos años fuera de la TV y el cine?
Anduve detrás de cámara haciendo muchos documentales para Canal Encuentro, más desde el lugar de productor. Después siempre estuve escribiendo. Tengo un montón de cosas escritas, que por diferentes motivos no se hicieron.

¿Cómo surge 'Un gallo para Esculapio'?
Surgió en el 2004 . Yo iba a escribir a un bar que se llamaba Un gallo para Esculapio. Estaba escribiendo una cosa que paradójicamente no se concretó y en una pausa de escritura me puse a jugar un poco con el nombre ese. Primero me interesó la historia, que está en el libro Fedón de Platón, pero después empecé a jugar con la idea de qué historia podía estar contenida en ese nombre. Fue un juego de escritura, arrancar por el nombre y armar una historia alrededor de él.

Aunque con historias diferentes ya trabajaste con un universo marginal en 'Pizza, birra, faso' y 'Okupas'. ¿Qué es lo que te llama la atención de ese mundo?
En el fondo creo que lo que más me interesa tiene que ver con la marginalidad, pero no tanto en cuanto a la cuestión socioeconómica, sino más desde el individuo frente a la sociedad y el sentimiento de no pertenecer. Eso creo que trasciende el contexto de carencia o pobreza económica y tiene más que ver con un sentirse afuera de la sociedad. Eso que se desprende del universo dostoievskiano, como el Raskólnikov de Crimen y castigo, que es un personaje que me marcó mucho en la adolescencia y de alguna manera siento que siempre estoy volviendo ahí.

¿Cómo fue el proceso de investigación de estos mundos?
Fue fundamental el trabajo que hicimos con Ariel Staltari. Cuando retomo la historia y empiezo a pensar en la idea de mezclar los dos mundos le pido ayuda a él para investigar un poco, porque rápidamente se conecta con la gente, tiene una gran capacidad. Logramos algo que en aquella primera instancia yo no había conseguido que es entrar en el universo de la riña, empezar a ir a riñas y vincularnos con gente de esa movida.

Con este tipo de series la distancia entre las calidades de cine y TV parece acortarse. ¿Hubo una aspiración en ese sentido en 'Un gallo...'?
Absolutamente, hay una parte de la ambición que nunca resignamos que creo que se ve. En algún punto es la anti-serie, porque lo que se ve en el capítulo uno con la dispersión de locaciones y una presencia tan grande de exteriores se mantiene hasta el final. Fue muy duro en tiempos televisivos pero en cuanto al resultado lo emparenta mucho más a lo que es cine que a lo que es tele.