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El ángel de Toropí

domingo 22 de julio de 2018 | 5:00hs.
El ángel de Toropí
La placa ubicada en la reserva recuerda a la misionera.
La placa ubicada en la reserva recuerda a la misionera.
La paleontóloga misionera Alicia Lutz fue una de las investigadoras pioneras en la reserva de Toropí. Nació en Oberá y se fue a Corrientes a estudiar en la Universidad Nacional del Nordeste (Unne). Fue alumna de Rafael Herbs y la doctora Beatriz Álvarez, quienes hicieron las primeras exploraciones en Toropí en la década del 70.
Ella empezó sus investigaciones en los 80 y junto a su colega, el investigador y docente Alfredo Zurita, retomaron la búsqueda de fósiles en el arroyo Toropí en el 2000.
Así empezaron a hacer conocidas las investigaciones en todo el país y el mundo.
Lutz fue investigadora independiente del Conicet, trabajaba en el Cecoal y fue una de las principales referentes de la Paleontología en Corrientes. Se desempeñó como docente en la Facultad de Ciencias Exactas, Naturales y de Agrimensura de la Universidad Nacional del Nordeste.
Algunas de sus líneas de estudio fueron la Paleoflora en el Norte de Argentina y las Xilotafofloras del Neopaleozoico y Triásico de Sudamérica y Neógeno del Noroeste Argentino. Durante su carrera como docente y científica, formó a cientos de estudiantes y a nuevos investigadores, que continuarán con sus líneas de trabajo hasta el día de hoy.
Uno de los proyectos a los que dedicó sus últimos años fue el de la creación del Paleomuseo Toropí, en la ciudad de Bella Vista, que fue inaugurado en junio de 2015.
La misionera falleció el 20 de diciembre de 2016, en Corrientes. Su deceso causó gran pesar en la comunidad científica de la región.
Su última voluntad fue que cremaran su cuerpo y que sus cenizas sean esparcidas en la Reserva Toropí.  Fue cumplida en una pequeña ceremonia de la que participaron sus familiares y los guías de sitio. Una placa ubicada en un sector del lugar la recuerda y es lugar obligado cuando se visita la reserva.
“Ella en los años 80 formó un equipo de trabajo y vino a trabajar a Toropí y no paró más. Nosotros le debemos todo a ella, nos incluyó en sus equipos y nos capacitó para que mostremos a los visitantes la riqueza paleontológica que hay en Toropí”, recordó Luis Romero, guía del sitio, quien conoció a Alicia en sus últimos años.
“A ella le gustaba trabajar en lo que nosotros le decimos la isla, que se encuentra en el medio de la cárcava, era su lugar y podía pasar días ahí. Hizo grandes hallazgos en ese lugar”, explicó.
“Alicia pidió que sus cenizas descansen acá y para nosotros es una bendición tenerla, está presente en todo momento”, recordó.
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