Disciplina, esfuerzo y entrega como filosofía de vida

Misiones alberga a una gran cantidad de amantes del arte, personalidades destacadas en música, teatro, pintura, artes plásticas, danza. Todas estas disciplinas enraizadas y enmarcadas en la gran cultura. Sin duda alguna, el baile ocupa uno de los lugares primordiales en esta tierra, ya que al bailar se expone la belleza viva de  las raíces, siendo la danza un idioma universal.
A lo largo de la provincia se puede observar a una gran cantidad de artistas apasionados por el lenguaje no verbal, que se prepara día a día para formarse en esta enseñanza que exige dedicación, entrega y esfuerzo cotidiano.
Uno de los lugares icónicos en Posadas, elegido por las personas que quieren moldearse en la destreza del movimiento, es la Escuela Provincial de Danza, inaugurada hace 30 años.
Este establecimiento ha visto nacer y crecer a miles de bailarines y profesores de baile; cuenta actualmente con más de 700 alumnos de todas las edades en sus aulas.
Otra institución que apuesta por la formación de danzantes es la Escuela Municipal de Danza que, a pesar de su corta trayectoria desde el instante de su creación en el año 2015, prepara a 400 estudiantes avanzados de los cursos superiores y  profesores.
Estos sitios brindan un gran aporte a la sociedad como lo es también el Parque del Conocimiento con sus distintos espacios designados para la danza y sus ballets formados. Todos funcionan como un nido de artistas.
En diálogo con El Territorio, la directora de la Escuela Provincial,  Carmen Del Piano, se refirió al  semillero misionero: “Lo veo completamente diferente a lo que era antes. La danza recién ahora está dejando de ser la hermanita pobre del arte, recién ahora. Se trabaja mucho pero el que elige el arte para formarse es una persona distinta, siempre le pone muchas ganas, mucha voluntad. Realmente creo que vamos a lograr que los niños aprendan y que nuestros jóvenes, una vez que egresan de la formación, no vayan a otros lugares, que no tengan que irse ni para buscar ser bailarín ni para ser docente.”
A su vez, la directora de la Escuela Municipal, Amelia Del Valle ‘Teté’ Lacroix, agregó: “Creció mucho. Cuando asumí había 60 alumnos, si había, y ahora tenemos una cantidad de bailarines que creció al 300 por ciento. Los chicos ponen mucho corazón, sentimiento y  ganas de superarse día a día. Es un trabajo forzado, que requiere constancia, voluntad, pero más que nada trabajo duro”.
Bailar con el corazón, transmitir genuinamente su arte desde lo más noble de su espíritu es lo que hace a un bailarín. Para ellos, posarse en un escenario mostrando su destreza es algo único; la danza lo es todo y no es algo que lo tomen con ligereza.
“Hace dos años decidí empezar a bailar. Salieron cosas increíbles y a los tres meses estuve bailando en el Festival del Litoral, el año pasado también y hasta tuve la oportunidad de poder ir al Cosquín Rock a representar a nuestra provincia con la delegación. Fue un orgullo increíble, no tengo palabras para expresarlo, es mi vida. Soy feliz, amo la danza”, manifestó Alejandrino Vázquez, de la Escuela Provincial.
Cada persona es un mundo, piensa, vive y siente diferente. Tal es así que Gastón (19), miembro del Ballet Folclórico Municipal, contó su vivencia personal: “La danza significa muchas cosas pero más que nada es una forma de vivir. Es algo que siempre llevo conmigo; desde que voy en el colectivo, caminando. Siempre pienso en la danza como un nexo entre mi vida sentimental y mi vida real. Es algo increíble. Es un arte que lleva muchos años de dedicación, esfuerzo, trabajo, cumplimiento, disciplina en general”.
La danza es un camino de aprendizaje hacia la libertad y la celebración de la vida. Es un lenguaje usado mundialmente para transmitir todo tipo de sensaciones a través de los movimientos corporales de forma instintiva. Esta expresión artística busca conectar el placer de vivir con el arte de bailar. Danzar es símbolo de comunicación y cultura, es decir lo que se quiere decir pero sin tener que decirlo, con el cuerpo como instrumento y lenguaje.