2018-06-24
Vecinos reconstruyeron la casa de una familia golpeada por el tornado
En el horizonte se destacan nubes oscuras, presagio de lluvia, pero
nadie deja lo que está haciendo. Juntan y amontonan los restos del
desastre en prolijas pilas que armonizan el paisaje de la devastación.
Lo que ya no sirve se quema, mientras las motosierras transforman en
leña los árboles derribados por la tormenta.
El pasado martes 12 de junio, un tornado ocasionó serios daños sobre una
amplia franja de la zona Centro y el Alto Uruguay, afectando
directamente a casi un centenar de familias que padecieron la voladura
total o parcial de sus techos, como también perjuicios en sus cultivos y
bienes materiales.
El temporal se empecinó con la comunidad de Guaraní, donde se cobró la
vida de Juan Carlos Lester (40), sobre quien se desplomó una pared de la
vivienda que habitaba en Colonia Yapeyú.
A un par de kilómetros del lugar, en Picada Industrial, el tornado
arrasó con la casa de Oscar Studinski (56) y su familia. Los daños
materiales fueron totales; pero el hombre, su esposa Miriam Hoffman (35)
y sus tres hijos resultaron ilesos de milagro. Cuatro días después,
como por obra de un destino sádico, la señora Hoffman se descompuso de
repente y a las pocas horas falleció de un infarto.
Solidaridad
En diálogo con El Territorio, comentó las sensaciones encontradas por la
seguidilla de tragedias personales y el posterior afecto que recibió
por parte de sus vecinos y amigos, quienes se organizaron para
reconstruir su vivienda.
Así, durante toda la jornada de ayer una veintena de personas se acercó
hasta la propiedad situada sobre la ruta nacional 14 para tender una
mano en lo que fuera necesario, aportar algún material de construcción,
alimentos y cosas para los chicos.
“Oscar y la señora siempre fueron muy solidarios con todos, gente muy
buena y trabajadora. Por eso con mi esposo pensamos cómo ayudarlos y
hablamos con los vecinos y conocidos para reconstruir la casa. Lo que
les pasó a ellos le pudo haber pasado a cualquiera”, comentó Beatriz
Yablonski.
En tanto, su esposo Carlos Ganz subrayó la calidad humana de Studinski, su vocación solidaria y su compromiso con la comunidad.
Recuerdo del tornado
En un alto en las labores de reconstrucción, Studinski rememoró la sorpresiva violencia del tornado, cuyo paso duró segundos, pero dejó secuelas de por vida.
“Eran casi las 6 y se abrió la puerta de golpe. Nos despertamos y se
escuchaba como un rugido fuerte y se sacudía todo. Mi señora le alzó al
bebé, los otros dos chicos abrazados por ella y yo sostenía la puerta.
Fue todo muy rápido, segundos. Mi mente estaba como en blanco, no
entendía qué pasaba. En un momento miré el techo porque sentía que caía
granizo, pero el techo no estaba. Le miré a mi señora y le dije 'voló el
techo', y ella me contestó 'hace rato que voló'. Eso no se va más de la
mente”, aseguró abatido.
Comentó que estaban casados desde hacía 15 años y tuvieron tres hijos,
la mayor de diez años, un varón de tres y el bebé de cinco meses. Desde
el día del desastre se mudaron a la casa de la abuela paterna, donde se
quedarán hasta que la suya esté lista.
Sobre el deceso de su compañera, comentó que “estaba bien, siempre fue
sana, pero después del tornado andaba con problemas de presión y para mí
que la afectó la angustia porque perdimos todo. Fue un golpe muy fuerte
y a ella le afectó demasiado, pobrecita. El sábado pasado se descompuso
de golpe, le llevamos al médico, pero no hubo caso”.
A una semana del deceso, Studinski se mostró desconsolado, pero
agradeció el apoyo de sus allegados. Y en medio del dolor se acordó de
los vecinos que también padecieron los estragos del tornado.
“Mucha gente sigue pasando mal y necesita ayuda. Perdieron sus casas,
sus bienes y están mal. Que las autoridades no se olviden de ellos, por
favor”, subrayó.
Por Daniel Villamea
Corresponsalía Oberá
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