Acusados de doble homicidio quedaron complicados

miércoles 25 de abril de 2018 | 5:00hs.
Acusados de doble homicidio quedaron complicados
Acusados de doble homicidio quedaron complicados
La principal coartada de los imputados por el doble homicidio de la Lidia Bezus (69) y su hijo Diego Kosaczuk (29) comenzó a desmoronarse ayer con la declaración de los primeros testigos, varios de los cuales señalaron que días antes del hecho vieron a Jorge Miguel Chiluk (28) transitando en moto por cercanías de la propiedad de las víctimas. 
Si bien en el inicio del juicio oral el acusado se abstuvo de declarar, en la instrucción del caso señaló que se crió en la zona, pero desde hacía varios años no regresaba al Paraje Samambaya, municipio de Los Helechos, donde el 16 de julio del 2015 se registró el sangriento hecho. 
El segundo imputado, Sergio Elías “Tuti” Machado (28), también se abstuvo de declarar y mantiene el silencio que lo caracterizó desde un primer momento. Al sujeto lo complica el hallazgo de un revólver calibre 22 del que habrían salido las balas que asesinaron a la señora Bezus y su hijo, según las pericias posteriores.
En el allanamiento al domicilio de Machado también encontraron el teléfono de la mujer asesinada, tal como consta en el expediente.    
Asimismo, le jugó en contra el testimonio de un ex reo identificado como Samuel Martínez, quien relató que estando detenidos, Chiluk le comentó que Machado fue quien disparó a las víctimas. Se trata del mismo sujeto que luego lo implicó en la masacre de Panambí. 
Por su parte, la defensa de Chiluk se basa en que el día del hecho el sospechoso estuvo trabajando en el aserradero donde se desempeñaba, lo que fue corroborado con la respectiva planilla de asistencia.
De todas formas, se trata de una coartada endeble ya que los responsables del aserradero explicaron que el predio es extenso y de difícil control de entrada y salida.  

Compañeros de escuela 
Como si fuera una cruel burla del destino, ambos imputados fueron compañeros de Diego Kosaczuk en la escuela primaria. Luego Machado se mudó con su familia a Panambí y más tarde Chiluk vendió la chacra de su familia en Samambaya y también se fue.
Según se estableció en la elevación a juicio, el 16 de julio del 2015, antes de las 9, Machado, Chiluk y al menos otros dos sujetos que no fueron identificados ingresaron a la propiedad portando armas. Se presume que fueron con intenciones de robo y mataron a las víctimas porque los reconocieron. 
Antes de ser ultimada, la señora Bezus alcanzó a tomar su celular y llamó a su vecina María Zochewerke para pedir socorro, pero no alcanzó a decir una palabra. La vecina sólo escuchó ruidos de fondo y luego le pidió a Héctor Romaniuk, otro vecino, si podía acercarse hasta la propiedad de Bezus para ver qué pasaba.  
Romaniuk fue antes del mediodía, pero los perros no lo dejaron ingresar. Regresó a las 14 y fue entonces que halló muerto a Kosaczuk. El cadáver presentaba disparos en el rostro y tórax. 
En el interior de la vivienda hallaron el cuerpo de su madre, quien también sufrió un disparo y un fuerte golpe en la cabeza. 
Tras las primeras averiguaciones surgió que las víctimas habían tenido un problema con un ex vecino de apellido Chiluk, ya que Kosaczuk fue testigo de una denuncia contra el sujeto. Otros testigos lo vieron conduciendo una moto roja los días previos al hecho y recordaron sus antecedentes de robo de yerba y pino. 
En el allanamiento a su domicilio hallaron una escopeta, cartuchos y cinco celulares. En tanto, en el departamento de Machado dieron con un revólver calibre 22 y el celular de la señora Bezus, según el cotejo posterior. 
Criminalística de la Policía estableció que las marcas de los plomos hallados en los cuerpos de las víctimas eran compatibles con el cañón del revólver secuestrado.

Antecedentes 
Ayer, en su declaración Mario Sosa (69) señaló que Chiluk fue su vecino y confirmó que días antes lo vio transitando en una moto roja, a unos dos kilómetros de la casa de las víctimas. Dijo que estaba al tanto de sus antecedentes, aunque lo consideraba un buen vecino. No conoce a Machado.
Por su parte, María Zochewerke (71) contó que el día del hecho recibió la llamada de la señora Bezus. “Llamó y cortó, sólo escuché ruidos de fondo”, indicó, tras lo cual se mostró consternada por el trágico final de sus vecinos: “Nos dábamos mucho y nos ayudábamos”. 
Héctor Romaniuk (44) contó que estaba trabajando en la chacra cuando Zochewerke lo llamó para pedirle que vaya a ver si pasaba algo en casa de Bezus. 
“Fui a las 10, había llovido y había mucha neblina. Primero pensé que no estaban porque no podía ver el auto por los perros bravos. Almorcé y volví a las 14, los perros estaban adentro de la casa, pude pasar al patio de atrás y encontré el cuerpo de Diego tirado boca arriba con sangre en un ojo. Ahí llamé a la Policía”, relató. 
Mencionó que conocía a los dos acusados y sabía de los antecedentes de Chiluk por robo de yerba. “Incluso a mí me robó madera, siendo que éramos vecinos”, indicó. 
Y agregó: “Tenía problemas con Diego porque una vez él avisó que Chiluk estaba robando pino a otro vecino”. Consultado al respecto confirmó que días antes vio al acusado en moto por la zona.
Leonardo Hartel (27), ex compañero de trabajo de Chiluk e hijo del dueño del aserradero donde trabajaba, mencionó que es “difícil que alguien se ausente y no se den cuenta porque somos un grupo chico”, aunque reconoció que “si alguien quiere salir escondido, (del aserradero) puede hacerlo”.  

El testigo que faltó 
En la instrucción del hecho, el testigo Samuel Martínez dijo que Chiluk le confesó que Machado fue quien ultimó a las víctimas. “Eran cuatro y consumieron una sustancia blanca con cerveza para tomar coraje”, mencionó.
Se trata del mismo testigo que incriminó a Machado en la masacre de Panambí. De todas formas, el sujeto no fue habido (encontrado) para presentarse en el debate que comenzó ayer. 
La fiscal pidió incorporar la declaración de Martínez por lectura y en este punto Roberto Bondar, defensor de Machado, manifestó que Martínez fijó domicilio en Ezeiza, Buenos Aires, por lo que debería comparecer ante el Tribunal obereño.
A continuación le exhibieron la constancia que confirma que no fue habido en la citada dirección. 
Bondar volvió a subir el tono de voz cuando declaraba el primer testigo. “Por lo que pasamos en el juicio anterior (por el homicidio de Selene Aguirre, donde recusó al Tribunal), pido que se respete el orden para preguntar, porque la interrupción posiblemente traiga consecuencias jurídicas”, amenazó. 
En tanto, el presidente del Tribunal, Francisco Aguirre, logró apaciguar las aguas y continuar con el debate, que seguirá hoy con seis testigos.   

Por Daniel Villamea
fojacero@elterritorio.com.ar